domingo, 25 de octubre de 2015

KOKOLO, de Pueyo (Parte I)



La que redacto esta semana es la primera de cuatro entradas dedicadas a uno de los personajes más extraños y, a su vez, simpáticos de cuántos ha creado Francisco Ibáñez.

Nacido en 1955, en el número 85 de la revista “La Risa”, Kokolo es un simpático indígena que anda haciendo de las suyas a lo largo y ancho de una supuesta ciudad africana. Siempre arropado por la cálida compañía de su jefe, un cazador al que Kokolo llama amito (diminutivo de amo, supongo), sus historietas, como casi todas las creadas por el papá de Mortadelo y Filemón, están repletas de situaciones disparatadas, tergiversaciones y, como no podía ser de otra forma, violencia.

Ibáñez se ocupó de dar vida a su personaje a lo largo de bastantes números, adaptando sus aventuras a los distintos formatos (cuarto de página, página completa y doble página) por los que iba pasando esta serie.

En 1957, Ibáñez se marchó a Bruguera, pero todos sus personajes creados para Editorial Marco se quedaron en la antigua casa. Lejos de ser sepultados bajo tierra, tengamos en cuenta que algunos de ellos gozaban de gran éxito, éstos pasaron a manos de otros dibujantes, como cabe esperar, con mucho menos acierto que cuando salían de los lápices de su creador.

Uno de aquellos dibujantes encargados de su continuidad fue A. Pueyo, del que no he conseguido recabar información alguna acerca de su vida y obra. Tan sólo sé que firmaba como Pueyo y que, a diferencia de Pont (del que hablaré dentro de 7 días), su estilo era más fiel al plasmado por Ibáñez en estos primeros trabajos. Este dibujante, siguiendo la estela dejada por Ibáñez, dotó a estos personajes de gran dinamismo, alejándolos de ser unos dibujos estáticos y sin movimiento. Pueyo se tomó, incluso, la molestia de imitar su caligrafía (cabe apuntar que, en casi todos estos primeros trabajos fechados en la década de los años cincuenta, Ibáñez rotulaba sus páginas). Lo que no trato de entender es el por qué de esos extraños hombros que Pueyo le añadió al personaje, algo nunca realizado por su creador.  



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