domingo, 14 de octubre de 2012

¿DÓNDE VAMOS A IR A PARAR?


Otra vez el tema de la crisis sale a relucir en este, vuestro blog. Y es que hay que reconocer que, en los tiempos que corren, es difícil que uno tenga otras cosas en la cabeza.


Años atrás, cuando realizaban encuestas a los ciudadanos preguntándoles sobre cuáles eran sus mayores preocupaciones, las respuestas eran siempre las mismas: El terrorismo, la educación y la sanidad (en este orden).

Al realizar esta misma encuesta hoy en día, la opinión pública ha variado sensiblemente. Cuando nos preguntan que qué cosas nos preocupan más, todos contestamos lo mismo: el paro, la situación económica del país y la eficacia de los partidos políticos. Algo como mantener o conseguir un puesto de trabajo, en lo que ni siquiera nos preocupábamos, se ha convertido en una de las tres cosas que más nos quitan el sueño a los mortales. ¿Quién puede llegar a pensar en el terrorismo o en el dolor de muelas del vecino cuando le han echado de su casa por no poder pagar la hipoteca? Una situación lamentable, sí, pero que, por desgracia, está de rigurosa actualidad y en boca de todos.

Un ejemplo: hace diez años, dos amigos se encuentran en un bar después de un tiempo sin verse:
-Qué, ¿cómo van las cosas? El Murcia campeón de liga y el Andorra baja a segunda. ¿Has visto el último modelo de Ferrari? Una pasada, ¿eh?

Si estos amigos se encontraran hoy en día, sus palabras serían éstas:
-Qué, ¿cómo van las cosas? Vaya tela, ¿eh? Hay que ver lo negra que está la cosa, 6.000.000 millones de parados y subiendo.
Ya te digo. A mí me despidieron hace un par de meses y aún no he cobrado ni un céntimo de paro. Ah, y me han indemnizado con 5 días por año, nada de 40 ni de 25.

Este tipo de conversaciones (¿ficticias?) se pueden escuchar hoy en día por todas partes: bares, supermercados, terrazas, cenas con los amigos, velatorios, servicios de urgencias…

Cambiando de tema y por hablar un poco de mi dibujo (porque si no se habla de mi dibujo me voy), una vez más, la situación ha sido llevada al extremo, desarrollando una ilustración sencilla en la que el guión cobra más fuerza que el propio dibujo, como otras veces ha ocurrido.

Y a estas alturas, uno se pregunta: ¿de verdad llegaremos a la situación en la que se encuentra el caballero de la derecha? Espero que no, pero con tantas empresas quebrando, tantos trabajadores despedidos a diario y tanta gente agotando los dos años de prestación del paro, el futuro que se cierne sobre nosotros se ve más oscuro que el casco de Darth Vader. Nuestros amigos los mayas tuvieron más razón que un santo: el mundo está próximo a su fin.

¡Que Dios nos pille confesados…!


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