Me complace presentaros esta
semana a unos personajes muy especiales. Aunque los chavales siempre han estado
presentes en mis páginas, esta es la primera vez que se convierten en
protagonistas absolutos.
Debo confesar que llevaba
bastante tiempo queriendo crear a estos personajes. Tras descartar varias
posibles ideas, el proyecto siempre quedaba aplazado para más adelante (no hay
que forzar la máquina). Cierto día tuve una iluminación. Ya creía tener claro
el tema de estos añorados personajes y me propuse llevarlos a cabo. Pero algo
me volvió a frenar. Justo en el último momento, aquella idea que, en principio,
me parecía fantástica, dejó de gustarme. El motivo: una terrible falta de
originalidad. Así que opté por dejar transcurrir el tiempo hasta que brotara
esa esperada y original idea.
Y se me volvió a encender la
bombilla. Esta vez creía haber dado con la fórmula, creía que era la idea más
apropiada y creía, esta vez sí, que había llegado el momento de plasmarla sobre
el papel. Y así lo hice. Todas las ideas que se me habían ocurrido hasta ese
momento eran las de unos chavales revoltosos, hiperactivos y capaces de
desencadenar la tragedia partiendo de la nada. Pero este planteamiento ya está
muy visto (incluso gastado). Además, después del listón impuesto por el maestro
Escobar y sus inolvidables Zipi y Zape,
¿quién se atreve a hacerle sombra? Yo, desde luego, no.
Entonces, en lugar de crear a la
típica pareja de muchachos traviesos, opté por crear otra con unos chavales
mucho más tranquilos y benevolentes, eso sí, dotándolos de esa inocencia que
tanto caracteriza a los niños y niñas de esa edad. Y ahí fue donde quise poner
el centro de atención: en la (supuesta) inocencia. Pienso que esta idea está
mucho menos vista que las anteriores y, a raíz de esto, me puse manos a la
obra.
A los pocos días de mi
iluminación, ya tenía lista la primera página (perdón, la tira), y ahora,
varios meses después de su germinación, es cuando sale a la luz en este blog.
Desconozco el verdadero motivo, pero de todos los personajes que llevo creados
hasta ahora (que son muchos), a estos entrañables muchachos son a los que les
he conseguido coger más cariño.
Espero que os gusten estos nuevos
personajes y, sobre todo, el planteamiento, desde el cual, he decidido centrar
sus aventuras. Eso sí, que estos retoños no sean tan traviesos como otros no
quiere decir que la mala baba la haya dejado archivada en el fondo de un cajón.
Nada más lejos de la realidad.
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