sábado, 11 de junio de 2016

MÁS FALSO QUE…: ESTUDIO Y CORRECCIONES DE SACARINO



Volvemos a la carga con esta sección con la que trato de desenmascarar a aquellos vendedores que tratan de meternos (o al menos lo intentan) gato por liebre, haciéndonos pagar una suculenta suma de dinero por una página que venden como obra original de su autor y que luego ha sido dibujada por su vecino de arriba. También es cierto que, en muchas de las ocasiones, estos vendedores, sin saberlo, han sido las primeras víctimas de esta, por desgracia, larga cadena. Por este motivo, no trato de crucificar a nadie por medio de esta sección, sino que, simplemente, advertir de una posible catástrofe antes de que algún alma inocente caiga en las redes de esas terribles manos falsificadoras.

El original que muestro esta semana pertenece al mismo vendedor de las dos páginas anteriores que ya expuse y que mostraban bocetos de Mortadelo y Filemón, de las cuales, adjunto muestras. 





Siguiendo en la misma línea de aquellos dos, nos hallamos frente a un original dibujado en 1964 (???) a carboncillo sobre cartulina, donde se muestra el estudio y correcciones del botones más famoso de la historia del tebeo español en una plancha de 37 x 24 centímetros. Al igual que sus dos antecesoras, esta página también procede (supuestamente, claro) de la propia Editorial Bruguera, y su precio, lejos de revalorizarse, ha ido en progresivo descenso desde que fue puesta a la venta hace ya un tiempo, pasando de los 600 euracos iniciales a 300 y, actualmente, situando esa cifra en 170 euros con posibilidad de conseguirla por menos dinero ya que el vendedor está dispuesto a escuchar ofertas.

Si de verdad estuviésemos frente a un original del mismísimo Ibáñez, estos bocetos de Sacarino se hubiesen vendido fácilmente en la cantidad exigida inicialmente (600 euros) y, con toda probabilidad, a las pocas horas de su salida al mercado. Lamento si a este vendedor le estoy chafando el negocio al hacer pública esta información, pero es que, por más que me froto los ojos y limpio mis retinas, no veo la mano de Ibáñez por ninguna parte. Igual, graduándome la vista, veo las cosas de distinta forma…



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