El número de asistentes sigue en aumento y la cosa empieza a animarse cada vez más. Brindamos por nosotros mientras Ibáñez nos deleita con otra de sus continuas batallitas. Son muchos años de profesión a cuestas (casi 70), así que tiene anécdotas para rellenar las páginas de una enciclopedia. Entre carcajadas, vuelve a cantar el timbre de la puerta. Acaba de materializarse el cuarto invitado de la noche.
Al abrir, mi buen amigo Jaume Rovira me recibe con los brazos abiertos. ¡Menuda sorpresa! El que fuera alumno aventajado del gran Vázquez y creador de personajes tan entrañables como Segis y Olivio, Vicente el dependiente, Piluca o Pablito, ha conseguido volver a emocionarme con su presencia. Desde el primer momento que recibió mi invitación dijo sí a la asistencia, sin importarle lo más mínimo lo apretada que se encontrara su agenda en ese momento. Así son los amigos de verdad, por esta razón hay que quererlos y cuidarlos. Y Rovira, al igual que el resto de asistentes, no ha venido con las manos vacías. Tras un caluroso abrazo de bienvenida, me hace entrega de un sobre cerrado cuya sorpresa aguardaba impaciente en su interior. Tranquilos, la muestro al final de este texto. Rovira toma asiento y se suma a la ronda de batallitas. Esto se pone interesante…
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