domingo, 6 de junio de 2021

(MEGA) ENTREVISTA A MIKE RATERA, PARTE 1 DE 4

 

Ponerse al frente de una entrevista supone siempre todo un reto tanto para el entrevistador como para el propio entrevistado, sobre todo, cuando hay tanto que preguntar y tanto que responder.

 

Tuve la gran fortuna de conocer a Mike Ratera durante las semanas previas a la celebración organizada por el 10º aniversario de este blog. Fue a partir de aquí cuando nuestros destinos se cruzaron y, desde entonces, ya caminan juntos de la mano. Sus obras (y ahora también su vida) me han parecido desde siempre tan alucinantes que me obligué a mí mismo a ponerle entre la espada y la pared proponiéndole una entrevista, pero no una cualquiera como esas que se hacen para salir del paso. Aquella tenía que ser la madre de todas las entrevistas, algo así como un salto al vacío sin red desde una altura de 38 pisos.

 

Tras la aceptación por parte de Ratera de mi descabellada propuesta, me puse manos a la obra. De mi mente no dejaban de brotar nuevas cuestiones que pedían a gritos una respuesta. Y las fui anotando y ordenando porque la memoria, a veces, ya se sabe que juega malas pasadas. Aquella inmaculada hoja de papel se fue llenando de interminables signos de interrogación que empezaban a agolparse unos contra otros siempre dentro de un orden establecido. Sin quererlo, medio centenar de cuestiones habían aparecido allí como por arte de magia. Yo mismo consideré que aquello era demasiado y que debía tratar de resumir (otra vez), más que nada, por el bien del propio entrevistado y por miedo a una fuga inminente por su parte.

 

Metiendo la guillotina allí y allá, finalmente conseguí reducir la entrevista a 38 preguntas (todas se habían convertido en imprescindibles), que se libraron de la decapitación y que debían estar presentes para que mi proyecto alcanzara la magnitud y el objetivo con el que había sido creado. Se lo hice saber a Mike Ratera, lo del descomunal número de cuestiones, para saber qué opinaba al respecto, y lejos de querer emplear la guillotina en mí mismo, se recolocó el sombrero y ajustó su cinturón, aceptando encantado el desafío.

 

Dado el elevado volumen de preguntas, ambos llegamos al acuerdo de publicar la entrevista por partes. Primero se barajó la posibilidad de hacerlo en dos, en un par de tandas de unas 20 cuestiones, pero admitiendo que aquello seguía alcanzando una extensión fuera de cualquier raciocinio, finalmente acordamos hacerlo en cuatro partes para salud del propio entrevistado (que a punto estaba de enfrentarse a la entrevista, no sé si la más importante, pero sí la más extensa que le habían hecho nunca) y del indefenso lector (que se plantará, sin saberlo, ante un aluvión de información tan interesante de compartir como necesaria de retener).

 

Pues bien, no me extiendo más y doy paso, a continuación, a la primera parte de la entrevista, que dada la enorme magnitud en el conjunto de sus cuatro partes, más que una entrevista parece una confesión (casi unas memorias). Por lo tanto, abróchense los cinturones y mantengan los ojos bien abiertos. El viaje no ha hecho más que comenzar…

 




1ª- Empecemos por el principio. ¿A qué te dedicabas antes de convertirte en dibujante profesional?

 

Suele decirse que los dibujantes nacemos con un lápiz en la mano. En mi caso podría decirse que fue así. Desde mi más tierna infancia recuerdo dibujar cualquier cosa de las que llamaban mi atención desde la tele, que por entonces era en blanco y negro y con un solo canal…, algo que ahora les parecerá tremendamente limitado a las actuales generaciones, pero que cuando yo era un niño me parecía una fascinante puerta de entrada a un universo mágico. Mi incipiente arte fue desarrollándose acompañado por el universo catódico de series de animación de entonces (Disney, Warner Bros…) y por los personajes que leía en cuantos tebeos caían en mis manos: El Jabato, El Capitán Trueno, El Guerrero del Antifaz, las Joyas Literarias Juveniles de Bruguera y, un poco más tarde, las primeras series Marvel que se publicaban aquí en los tomos blanco y negro de Vértice (especialmente Los 4 Fantásticos, X-Men, La Masa y Thor). Y también recuerdo con mucha nostalgia otros títulos Vértice que no tenían nada que ver con los superhéroes Marvel pero que me influyeron mucho: Mytex el Poderoso, Kelly Ojo Mágico y Zarpa de Acero. Por cierto, todas éstas ediciones con las maravillosas portadas del maestro López Espí que también ejerció no poca influencia en mi juventud. Fue en esa época cuando empecé a definirme hacia un estilo de dibujo más realista dejando atrás mis primeros intentos de dibujo cartoon o humorístico.

 

Y luego, con el paso de los años, de los estudios y la llegada a la adolescencia, llegó un momento en que estuve cerca de elegir otro camino, el de dejar de dibujar. Creo que todo chico o chica que dibuja llega a un momento así al pasar de la infancia a la adolescencia. Yo lo llamo “la Encrucijada”. El instante decisivo que marcará tu futuro, en el que de ti depende seguir hacia adelante dibujando o tomar otra bifurcación del camino que te llevará a un destino diferente y alejado del dibujo. Muchos posibles artistas se frustran ante ésta decisión. En mi caso fue hacia los 17 años cuando me vi ante esta encrucijada y cuando tomé la entonces difícil decisión de seguir el camino artístico. Decisión totalmente incomprendida por parte de mis padres, porque eso significaba dejar un trabajo fijo y un futuro aparentemente seguro para lanzarme a lo incierto porque a mitad de los 70s yo trabajaba en la sección informatizada de una empresa textil (para que os hagáis una idea, entonces un ordenador ocupaba una sala entera. ¡Os hablo de la época de las tarjetas perforadas!). Pero dejar todo eso representaba sentirme libre para lanzarme definitivamente a la aventura artística porque dirigir mi futuro hacia un tema tan “cuadriculado” como la informática no me atraía nada de nada. Y aunque entonces no las tenía todas conmigo, ahora que puedo echar la vista atrás me doy cuenta de que esa fue una de las 2 o 3 decisiones más importantes que he tomado en mi vida.

 

2ª- Imagino que, como en cualquier oficio que se precie, tus inicios en el mundo de la historieta no debieron ser nada fáciles. ¿Cuál era el principal problema al que debías enfrentarte? ¿Qué opinaba tu familia al respecto?

 

Ya lo he esbozado en la primera respuesta: los comienzos nunca son fáciles. Muchos aspirantes a artista profesional se quedan por el camino, sobre todo en las primeras etapas. En mi caso el principal obstáculo era la falta de acceso al medio profesional (llámese cómic o ilustración) en aquel entonces a mitad de los años 70. Situaros por un momento en esa época: no teníamos Internet ni redes sociales ni teléfonos móviles. Apenas conocíamos lo que se publicaba en el país vecino (Francia, uno de los países con más cultura y tradición comiquera) ni existían por entonces por aquí festivales de cómic ni nada parecido. De modo que como os podéis imaginar el acceso a las editoriales era bastante complicado. Así que lo que hacías era dibujar y dibujar sin pensar mucho más allá, dependiendo también del tiempo y del espacio de que dispusieras en casa para aislarte con tu arte. En casa éramos 5 hermanos… así que ya os lo podéis imaginar. En todo caso, y por increíble que ahora os parezca, el tema de aspirar a trabajo profesional lo hacías buscando en la sección de anuncios de los periódicos. Y de allí salieron mis primeras opciones de trabajo artístico remunerado, como luego os contaré.

 

3ª- ¿Recuerdas cuál fue tu primer dibujo o historieta no profesional? ¿Qué personaje o personajes aparecían? ¿Aún la conservas?

 

Volviendo de nuevo más hacia atrás en el tiempo y si no recuerdo mal, cuando tenía 8 o 9 añitos dibujé un cómic de unas 4 páginas inspirado de la serie TV Viaje al Fondo del Mar, la mítica serie creada por Irving Allen que por entonces veíamos en casa los domingos a media tarde. Los protas de mi cómic eran, por supuesto, los actores de la serie, con lo que de algún modo y sin ser para nada consciente de ello, me anticipé a éste tipo de trabajos actuales de cómics de encargo adaptados de series de TV famosas (como por ejemplo las versiones en cómic de Game of Thrones editadas en USA o Europa, de las que precisamente he hecho algunas portadas). Más de una vez he recordado éste primer intento de cómic mío (creo que hasta le hice una portada y todo) deseando haberlo conservado. Desgraciadamente al ser 5 hermanos en casa siempre nos acababan haciendo “limpieza” de los dibujos al cabo de un tiempo, así que no he podido salvar mucho de ésa época. Aunque sí que pude rescatar algunos dibujos míos posteriores, de cuando tenía 11 o 12 años. Llenaba toda la hoja del papel con batallas de todos los géneros: desde el péplum hasta el medieval y el western, de la I hasta la II Guerra Mundial. 







Y, por supuesto, de mitad de los 70s y principios de los 80s tengo historietas de lo que podemos llamar mi etapa amateur, de la que os hablaré con más detalle como respuesta a la pregunta sobre Zero Cómics.

 

4ª- ¿Y tu primera historieta publicada y, por lo tanto, cobrada? ¿Dónde y cuándo fue?

 

Para responder como es debido, tengo que hacer otro salto en el tiempo hasta 1984, pasando por encima de la etapa fanzine (Zero Cómics) de la que os hablo en la pregunta nº 8. También dejo de lado por ahora mis primeros trabajos profesionalmente pagados porque no fueron por cómics dibujados por mí sino por guionizar historietas de los personajes de Ibáñez para Editorial Bruguera, que luego os comento un par de preguntas después de ésta. Mi primera historieta publicada profesionalmente fue consecuencia directa y en paralelo a mi etapa en Zero Cómics. Y esto también fue propiciado por el hecho de que por aquel entonces ya se hacía el Salón del Cómic de Barcelona, lo que permitía que toda la fauna comiquera pudiera relacionarse entre sí. O sea, que podías conocer a otros dibujantes (sobre todo a los profesionales) y también a guionistas y a los principales editores nacionales. Ahora mismo, recordando esos Salones del Cómic ochenteros, me parece alucinante la casi total ausencia de barreras entre amateurs y profesionales que viví en esa época. Igual estabas hablando con Fernando Fernández o con Jose Mª Beà que con Hugo Pratt. Apenas había distancias. Recuerdo un primer contacto con Ediciones La Cúpula cuyo buque insignia era la revista mensual El Víbora, que era la que en aquel momento más vendía y mejor precio/página pagaba, que me llevó a presentarme en la sede de La Cúpula con algunas de las animaladas en forma de páginas que había publicado en Zero y tras algunos tanteos con un guionista con el que no me acabé de entender. Desde la misma redacción de El Víbora me pusieron en contacto con el gran Alfredo Pons, quién estaba empezando a diversificarse como guionista para otros dibujantes, más allá de las series de su propia creación (guión + dibujo) como Sarita, Maria Lanuit y Bares y Mujeres. Mi primera colaboración con Pons fue Mi Chica, una historia corta de género serie negra basada en un relato de Robert Turner, que se publicó en el nº 51 de El Víbora. En esta primera etapa en la revista formé parte del equipo creado por Pons como guionista para un grupo de dibujantes: Jose Luis Galiano, Damián Carulla, Toni Mena y alguno más (desde siempre esto es algo habitual en el mercado francés donde los guionistas tienden a formar equipos propios de dibujantes y coloristas para trabajar simultáneamente en varias series diferentes). Así, desde el número 51 en adelante fui publicando historias cortas en El Víbora, alguna más con guión de Pons, alternando con otras historias de mi propia creación (guión + dibujo). Todo esto, historias cortas, ilustraciones, tiras de contraportada, fueron apareciendo intermitentemente en El Víbora en el periodo que va desde 1984 hasta 1990 o 91, en los números 51-54-59-65-68-69-78-80-86-90-104-105-113/114-117-123-124-125-128-129-130 y 150 (puede que me haya olvidado de algún otro número con material mío) y en los números Especial Crimen, Especial Pasión, Especial Futuro (esta vez un guión corto mío dibujado por el gran Das Pastoras, titulado Xenofobia) y en el Especial Guerra.

 

Y aquí podéis consultar el listado completo con todos los números de El Víbora, incluidos los números especiales, en este link de Tebeosfera:

 

https://www.tebeosfera.com/colecciones/vibora_el_1979_la_cupula.html

 

Durante la primera época mía en Ediciones La Cúpula (1984-85) también publiqué algunas historias cortas en blanco y negro en la editorial Rambla, creada por José Mª Beà y Luís García, en concreto en el nº 3 de Rampa Rambla (junio del 84), en el nº 0 Rambla Rock (julio/agosto del 84) y en el nº 3 de otra revista barcelonesa de corta duración ROCK IN´ (marzo del 85), todas estas revistas dentro de la estética cómic y rock  alternativo “nueva ola” y “movida” de la época.

 

Aquí podéis ver estas historias cortas de estilo Punk-Rock junto con las portadas de las revistas donde se publicaron:

 

https://mikeratera.blogspot.com/2021/05/old-stuff-zero-comics-4.html

 

Aquí tenéis, en Tebeosfera, todos los números publicados de Rampa Rambla:

 

https://www.tebeosfera.com/colecciones/rampa-rambla_1984_garcia_y_bea.html

 

Y aquí la referencia para los únicos 2 números publicados de Rambla Rock:

 

https://www.tebeosfera.com/colecciones/rambla_1984_garcia_y_bea_-rock-.html

 

Recuerdo con especial cariño mi etapa final en El Víbora, cuando empezaba a llegar a la madurez artística tanto en mi forma de narrar como de dibujar, en una serie de historias escritas por mi amigo Josep Mª Polls que trataban escenarios de guerras contemporáneas en clave de realismo sucio (Iran-Irak, Beirut, Las Malvinas…). En estos 2 links podéis ver 2 de estas historias, recientemente recuperadas en escaneado digital:

 

https://mikeratera.blogspot.com/2021/05/old-stuff-la-puerta-del-paraiso.html

https://mikeratera.blogspot.com/2021/05/old-stuff-buenos-dias-beirut.html

 

A continuación podéis ver algunas páginas de estas historias de guerra, junto con la primera página de “Mi Chica” publicada en El Víbora en el 84. La evolución es evidente, creo.







Hacia 1990 llegué a alternar una serie de tiras a color (color tradicional, anilinas) titulada VC que se iban publicando en las contraportadas interiores de El Víbora, la mayoría de ellas con guión de Polls y cuyo eje temático era la guerra de Vietnam en clave de humor negro, con tiras en blanco y negro de mi creación para los colegas de la revista Makoki, capitaneados por Damian Carulla en ésta última etapa noventera. Publiqué en los números 1-6-9 y 12 de la revista y estoy especialmente orgulloso de la portada del nº 9, mi primera portada publicada, hecha a color tradicional representando un Makoki monstruoso, sierra mecánica en mano incluida. Aquí la podéis ver, en la versión publicada.




Aquí tenéis la ilustración original sin los logos, junto con otra versión que no se llegó a publicar:

 

https://mikeratera.blogspot.com/2021/05/old-stuff-makoki-cover.html

 

Y aquí tenéis, también de Tebeosfera, este link donde podréis ver todos los números publicados por Ediciones Makoki:

 

https://www.tebeosfera.com/colecciones/makoki_1989_makoki.html

 

Finalmente, fue en esa época cuando empecé a sentir la necesidad de buscar otros temas y otros horizontes editoriales. Desde siempre he sido lector de novelas de terror, fantasía y ciencia ficción y eso es lo que me estaba pidiendo el cuerpo desde hacía tiempo. Lo que yo había hecho durante años en El Víbora se me estaba quedando pequeño, necesitaba ir más allá de las historias cortas auto-conclusivas de ambiente cotidiano. Además, a nivel gráfico me sentía cada vez más seguro de mi dibujo. Así que me uní de nuevo a Josep Mª Polls, con quién compartía trabajo desde hacía unas temporadas en Escola Joso (y que por entonces publicaba sus guiones en la revista Cimoc de Norma Editorial) para desarrollar un proyecto de serie de ambiente futurista “hard” que queríamos presentar a Norma o bien a Toutain editor. El proyecto se llamaba SIBIЯ (“Siberia”, en ruso) y era un cruce entre género de guerra y thriller policíaco en clave distópica futurista. En estas entradas de mi blog podéis ver los diseños de personajes y algunas páginas que llegamos a desarrollar para presentar el proyecto:

 

https://mikeratera.blogspot.com/2016/05/old-stuff-sibi-project-1.html

https://mikeratera.blogspot.com/2016/05/old-stuff-sibi-project-2.html

 

Sinceramente, y a vista de hoy, todo este trabajo me sigue gustando (incluso más que cuando lo hice). Lo que no entiendo es cómo no llegamos a hacer la serie. Supongo que en realidad yo aún estaba un poco verde para afrontar una serie larga, y también contaba el hecho de que por entonces yo no tenía obra previa conocida ni “nombre” aún. Sin embargo todo eso empezaría a llegar a finales de ese mismo año 90, cuando mis pasos me llevaron a Selecciones Ilustradas. Pero esa ya es otra historia, como dicen al final del Conan de John Milius.

 

5ª- De todos los personajes que has dibujado a lo largo de tu carrera, ¿cuál es tu favorito y por qué?

 

En cierto modo los personajes de mi creación son como hijos. Algunos se han ido alejando de mí con el paso del tiempo. Pero a otros les sigues teniendo cariño y sabes que siguen estando “ahí”, esperando volver a cobrar vida. Tengo algunos favoritos, especialmente mis personajes femeninos, siempre transgresores y al límite, como Broadway, la protagonista de una serie hiper-violenta y apocalíptica que se publicó por capítulos en 1993 en la revista Comix Internacional y que fue posteriormente recopilada en forma de álbum en 2015 por Tyrannosaurus Books, el proyecto editorial de mi amigo Marc Gras. Os la presento aquí, a pie de la pregunta, en la versión de 2015. Os hablaré a fondo de Broadway en la pregunta 15, en la segunda parte de la entrevista.




También quiero mucho a mi otra “hija”, la cazadora de brujos de mi serie Witchfinder, de la que también os hablaré en las 2 últimas preguntas de la segunda parte de la entrevista. 

 


Y de entre todos los personajes no creados por mí que he llegado a dibujar uno de mis favoritos es sin duda Red Sonja, la aventurera pelirroja de Hyrkania, de la saga de Conan el Bárbaro. Sonja siempre me ha gustado, desde que apareció en el cómic americano a principios de los 70s en un entorno dominado por el estereotipo del héroe masculino y donde las chicas quedaban relegadas al rol de “la novia del héroe” en el mejor de los casos, o a ser villanas de segunda fila. Y Red Sonja rompía todos los moldes porque no solamente era la protagonista de su propia saga sino que además la componía a base de dar soberanas palizas a los tíos y a todo monstruo malintencionado que se le ponía por delante. El personaje me gustaba tanto que le pedí a Xavi Marturet que incorporara a Red Sonja en el guión de Walls of Worclaw, la historia larga de Conan que hicimos juntos para Marvel Italia en el 96, de la que os hablo con todo detalle en la pregunta nº 18 de la segunda parte de la entrevista. Desde entonces sigo dibujando a Red Sonja siempre que me apetece, últimamente como commissions para clientes coleccionistas. Pero también en todo tipo de bocetos e ilustraciones, muchos de ellos publicados en ediciones artbook y sketchbook estos últimos años. Aquí podéis ver muchos de estos dibujos, en mi blog:

 

https://mikeratera.blogspot.com/2014/03/red-sonja-drawings.html

https://mikeratera.blogspot.com/2014/11/red-sonja-color-by-carol-sanchez.html

https://mikeratera.blogspot.com/2016/05/red-sonja-color.html

https://mikeratera.blogspot.com/2016/01/old-stuff-red-sonja-concepts-pinups.html

 

Acompañando esta pregunta podéis ver a Red Sonja como portada de un Sketchbook mío publicado en Bélgica en 2015, en edición limitada. 




El alucinante color digital es de mi amiga Cris Ortega, con quien hago equipo dibujante/colorista para unas colaboraciones muy especiales de las que os hablaré en la tercera parte de la entrevista. Por ahora os dejo aquí el “making of” de esta portada, para que podáis ver mi dibujo inicial en blanco y negro y las etapas del color de Cris:

 

https://mikeratera.blogspot.com/2014/11/red-sonja-color-by-cris-ortega-step-by.html

 

Y aquí podéis ver a mi socia belga, la modelo Seffana, posando como Red Sonja en uno de los muchos festivales europeos que hemos hecho juntos estos últimos años (también os hablaré de mis trabajos de ilustración con Seffana como modelo en la tercera parte de la entrevista):

 

https://mikeratera.blogspot.com/2014/11/seffana-plays-red-sonja.html

 

6ª- Hagamos un repaso a tu extensa trayectoria profesional. A finales de los setenta fichaste por Editorial Bruguera, donde desempeñaste la labor de guionista de varias aventuras de Mortadelo y Filemón y El botones Sacarino. ¿Cómo surgió este trabajo? ¿Ibáñez dibujó alguno de tus guiones o de ello se ocuparon otros dibujantes?

 

Volvamos a entrar en la máquina del tiempo, esta vez para trasladarnos a septiembre u octubre de 1979, cuando yo tenía 19 añitos. De toda la vida, había sido lector de toda la entrañable saga de personajes Bruguera. Y de todos ellos los que más me habían gustado siempre eran los de Ibáñez. Y un día, si mi memoria no me falla, vi un anuncio publicado en algunas revistas de Bruguera (en el Super-Mortadelo con casi total seguridad) donde la editorial buscaba colaboradores para hacer producción de series suyas. Y añadían un apartado de correo al cual enviar las solicitudes (por carta escrita, claro). Y mira por dónde, me atreví a enviar una solicitud donde lo único que recuerdo es que yo me definía como lector y fan de sus principales series y revistas y que además era dibujante de historietas (así dicho, categóricamente… y con 19 primaveras). En respuesta a esto, me convocaron para una primera entrevista en las míticas oficinas de Bruguera, lo cual ya de por sí representaba un hit para un fan irreductible como yo). La reunión la hice con Julio Fernández, un señor con mucho carisma y a quién yo no conocía de nada, en cuanto a su trabajo como guionista y redactor, pero con quién hubo un buen feeling casi instantáneo (supongo que vio en mi un chaval con tantas ilusiones como desparpajo). Por cierto, aquí podéis saber más de Julio Fernández:

 

https://mortadelo-filemon.es/content?q=Y2F0X2lkPTQ4JmN0Z19pZD0xMDYmcG09YmxvZyZvZmZzZXQ9Mw%3D%3D#.YG9ioOhLjcs

 

Y, a pesar de mi falta de experiencia profesional (por aquel entonces ninguna, vamos) Julio Fernández fue muy amable, me escuchó y echó un buen vistazo a una serie de páginas y dibujos que le presenté (de estilo realista y género macabro, nada que ver con Ibáñez o Escobar). Julio Fernández me orientó hacia el tema guionista, que es lo que Bruguera estaba buscando, y me pidió que le escribiera un par de guiones cortos de Mortadelo y Filemón, aclarándome ciertas cosas que no podían aparecer en los guiones (recordad que en 1979 estábamos en plena transición política, de la dictadura reciente a una democracia que todavía estaba en pañales). Por ejemplo, los personajes no podían emborracharse o ser adictos a jugar con tragaperras o al juego en casinos (alguna cosita de estas me acabaron censurando en alguno de los sucesivos guiones que fui entregando). Pero me estoy adelantando a los acontecimientos. El hecho es que mis primeros  guiones debieron de gustar, porque a partir de entonces, y durante alrededor de 2 años, fui entregando guiones cada 2 o 3 semanas, a razón de entre 2 y 4 páginas por guión, desde finales de 1979 hasta finales de 1981. Todos ellos guiones de Mortadelo y Filemón y El Botones Sacarino. Todo este tinglado respondía al hecho de que el gran Francisco Ibáñez ya no daba abasto para afrontar la inmensa montaña de producción que se necesitaba de sus personajes más emblemáticos, en un momento en que la editorial amplió y diversificó aún más sus revistas semanales y quincenales (creo que fue la última gran época de Bruguera). Y para llevar esto adelante se creó un equipo de guionistas y también de ayudantes-dibujantes que clonaban el estilo del maestro. Por cierto, y que yo sepa, Ibáñez nunca dibujó un guión mío. Eso sí, en el equipo de guionistas capitaneado por Jesús de Cos (a quien creo que nunca conocí en persona) se acreditaba a cada guionista. Mis guiones estaban firmados como M. Ratera y también como Miguel Ratera. En este enlace de La Página NO oficial de Mortadelo y Filemón se habla un poco de mi etapa como guionista en Bruguera:

 

https://mortadelo-filemon.es/content?q=Y2F0X2lkPTQ4JmN0Z19pZD0xMDYmcG09YmxvZyZvZmZzZXQ9OA%3D%3D#

 

Aunque en el link se dice que hay unas 26 aventuras de Mortadelo y Filemón firmadas por mí (hasta ahora nunca las había vuelto a contar y eso que aún conservo todos estos tebeos en mi estudio, algunos en mejor estado de conservación que otros) al momento de responder esta pregunta, lo he vuelto a revisar y contabilizo 27 guiones publicados de Mortadelo y Filemón y otros 11 de El Botones Sacarino. Todo ello repartido en diversas publicaciones de la época: Super-Sacarino, Tio Vivo, Super-Tio Vivo, Super-Carpanta, Pulgarcito, Super-Pulgarcito, Super-DDT, Super-Cataplasma y Mortadelo. Una joya conservar todas estas ediciones después de más de 40 años. Pero lo que hoy en día habría pagado por poder conservar es alguno de los guiones mecanografiados que yo entregaba a Bruguera y de los que nunca guardé ni una triste fotocopia. Porque, además, luego nunca te los devolvían. Lo único que te daban era 1 ejemplar de cada tebeo donde se publicaban tus guiones. Sea como sea, esta etapa la recuerdo de modo entrañable… ¡Yo guionizando a los personajes que leía de chaval! Y que en muchos casos al abrir la revista por la primera página lo primero que se veía era mi nombre asociado a los de Mortadelo y Filemón o Sacarino. Desgraciadamente esta etapa terminó abruptamente cuando tuve que hacer la “mili” en el 81 (aunque aún siguieron publicándose muchos guiones que tenía entregados previamente). Cuando volví de la “guerra” ya había decidido seguir adelante como dibujante de mis propias historias. Y además poco a poco Bruguera fue reduciendo producción hasta cerrar lo que se denomina el equipo apócrifo de Ibáñez. En todo caso, el master de este blog y principal “culpable” de que ahora esté redactando mis memorias (jejejeje) sabe mucho más que yo acerca de estas etapas finales de la Bruguera clásica.

 

Acto seguido podéis ver la cabecera de algunas de mis historias publicadas de Mortadelo y Filemón, con mi nombre acreditado como guionista.

 









7ª- Por Bruguera desfilaron algunos de los más grandes historietistas que ha dado este país. ¿Llegaste a conocer a alguno en persona a lo largo de los dos años que trabajaste para ellos?

 

A Ibáñez le conocí en persona muchos años después, igual que a Raf, a Escobar y a Vázquez. A Vázquez lo traté un poco más, pero siempre desde la distancia, en la época en que se recicló en una especie de “gurú” del underground más canalla de Barcelona, de cuando lo veías rodeado de nenas punkies con la gente de la revista Makoki en el Salò del Còmic de Barcelona. O en las fiestas que organizaba Ediciones La Cúpula en esa época, mitad-finales de los 80. ¡Menudo personaje estaba hecho el gran Vázquez!

 

8ª- Tu fanzine Zero Cómics y yo tenemos algo en común: que nacimos en el mismo año. ¿Cómo surgió su creación allá por 1981? ¿Cuántos números se publicaron? ¿Qué dibujantes colaboraban?

 

Creo que si tuviese que referirme a mis verdaderos comienzos siempre empezaría hablando de Zero. A finales de los 70s yo estaba estudiando Bellas Artes en la Escola Massana de Barcelona. Allí conocí a Kaffa, un artista argentino afincado en la ciudad condal que me animó a unirme a un grupo de dibujantes que estaban creando una revista de cómic. Así conocí al grupo de “conspiradores”, en sucesivas reuniones en casa del gran Toni Garcés donde nos juntábamos todos. Garcés siempre ha sido el “padre del invento” y aparte de él, formamos inicialmente parte de Zero: Eduard Bosch (dibujante humorístico), Das Pastoras (que hizo la portada del nº 1), Kaffa, Enric Romero, Miquel Fernández, Xolis y un servidor. Y en los siguientes números fueron incorporándose Ricard Castells, Rafa Estrada, Toni Mena, Pedro Espinosa, Miguelanxo Prado, Pasqual Ferry, Alfonso Godoy, Toni Guiral, Josep Mª Beroy y unos cuantos más. Por cierto, lo único que nos faltaba cuando ya estaba todo más o menos decidido respecto a cómo iba a ser el nº 1 de la revista, era el nombre que le pondríamos a la criatura. Y en una reunión en casa de Garcés, cada uno propuso uno o dos posibles nombres. Y si no recuerdo mal, fui yo quién propuse el nombre de Zero, en honor a los aviones pilotados por los kamikazes japoneses en la II guerra mundial. Y fue el nombre que salió elegido, entre todos los “conspiradores” que estábamos allí. Llegamos a publicar un número cada 3 o 4 meses, desde principios de 1981 hasta el 84, en total 10 gloriosos números, siempre bajo concepto de revista no profesional. En este enlace de Tebeosfera podéis ver todos los números publicados y el contenido de cada uno de ellos:

 

https://www.tebeosfera.com/colecciones/zero_comics_1981_garces.html

 

Yo estuve presente en los 10 números, y eso que me pilló la mili por en medio. Casi no hace falta decir que crecí artísticamente acompañado por estos cracks, durante los 4 años largos que duró Zero Cómics. No creo que haya mejor escuela para aprender que estar rodeado de gente con talento. Porque además yo era de los más jóvenes del grupo y tenía mucho que aprender.

 

Hacia 1984 la mayoría de los que habíamos empezado en Zero ya estábamos publicando profesionalmente: Das Pastoras, Pedro Espinosa y Miguelanxo Prado en las revistas Zona 84 y Comix Internacional de Toutain. Eduard Bosch formaba parte de El Jueves, Toni Garcés en el Cimoc de Norma, Kaffa en Rambla y Makoki, y Toni Mena y yo en El Víbora. Todo ello llevó a una situación de saturación y falta de tiempo para seguir tirando adelante nuestro querido fanzine. Entre todos decidimos hacer un alto en el camino, dejando espacio para un posible relevo de autores que quisieran continuar el fanzine. Y aunque hubo más de un intento de continuar Zero, el espíritu de grupo acabó diluyéndose debido al camino profesional que habíamos emprendido cada uno de nosotros. Como yo mismo digo hoy en día a mis alumnos “la etapa fanzine es justo eso, una etapa”. El paso previo de amateur a profesional, para muchos. En todo caso ahí queda Zero para la pequeña o grande historia del cómic nacional, como la publicación en la que hicieron sus primeras armas toda una generación de autores luego consagrados a nivel europeo y mundial.

 

Veréis algunas páginas de las historias que publiqué en Zero acompañando esta pregunta, junto con mi portada para el nº 6. 







Creo que se podría calificar de premonitorio lo de esta parodia de Conan el Bárbaro que titulé “Coñan” y que se publicó en este mismo nº 6 de Zero… por aquello de que casi 15 años después estaba dibujando precisamente Conan para Marvel Italia. Aquí podéis ver mi “Coñan”:

 

https://mikeratera.blogspot.com/2021/05/old-stuff-zero-comics-1.html

 

Y aquí estas otras dos historias, Empleo y Asfalto, de mi mejor época en Zero:

 

https://mikeratera.blogspot.com/2021/05/old-stuff-zero-comics-2.html

https://mikeratera.blogspot.com/2021/05/old-stuff-zero-comics-3.html

 

9ª- A principios de los ochenta organizaste talleres de cómics a lo largo de todo el país impartidos en distintos Salones del Cómic. ¿Cómo surgió esta idea y hasta cuándo se prolongó?

 

Después de la transición política, y prolongándose durante los 80s, hubo un verdadero estallido cultural: escuelas y talleres de música, teatro, cine, literatura... y entre toda esta actividad artística el cómic encontró su espacio, con talleres de dibujo y de cómic organizados desde ayuntamiento y asociaciones de barrio. Hacia 1983 yo ya había hecho un par de modestos talleres de cómic, en la misma época en que estaba empezando a publicar en El Víbora. Y Onliyu, el entonces redactor de la revista, me propuso otro de estos talleres que haríamos a medias, él ocupándose de la parte teórica y yo de la parte gráfica. La experiencia en estos primeros talleres me gustó y durante un par de años más seguí haciendo este tipo de actividad en diferentes barrios de Barcelona y en localidades de la provincia. Como veréis, esto me acabó llevando a ser profesor de Escola Joso. En octubre del 86 me contactó el gran Josep Mª Beà a quién conocía de haber publicado alguna historieta en su editorial Rambla, para pedirme si podía sustituirle como dibujante para un taller de cómic que se iba a hacer en el Salón del Cómic Ciudad de Oviedo porque él no podía ir. Beà me puso en contacto con los otros 2 tíos que iban a participar en el taller, nada menos que Josep Mª Polls que se iba a ocupar de la parte del guión y el propio Joso que llevaría la parte del dibujo humorístico (ambos de Escola de Cómic Joso, una escuela-taller de Barcelona que se había creado solo 4 o 5 años atrás). Así fue como conocí a Joso y a Polls, llamémoslo El Destino. Casi no hace falta decir que aquel festival asturiano fue el comienzo de una gran amistad que ha durado hasta el día de hoy. En el mismo tren de regreso del festival, ya me propusieron formar parte del staff de Escola Joso. Y a partir de enero del 87 ya estaba trabajando con ellos.

 

En cuanto a talleres y seminarios de cómic seguí haciendo algunos por mi cuenta, en paralelo a mi actividad como profesor en Joso, hasta principios de los 2000 en escuelas y localidades de Barcelona y provincia. Y también fuera de Cataluña, en Lanzarote, Ponferrada y Avilés (éste último organizado por el Salón del Cómic de Avilés). Y desde que estoy trabajando en el mercado franco-belga también he hecho algún que otro taller de cómic por allí (Oui, je parle français…).

 

Aquí podéis ver alguno de los carteles de algunos de mis cursos de verano, ya en Escola Joso.






10ª- Fue en 1986 cuando pasaste a formar parte del equipo de profesores de la aclamada Escola Joso de Barcelona. Este año se cumplen 35 años. ¿Qué destacarías de tu estancia en la escuela? ¿Muchos suspensos o los alumnos se esfuerzan por hacer bien su trabajo? ¿Ha habido casos en los que el alumno ha superado al profesor?

 

En efecto, con ésta llevo ya 35 temporadas dando clases en Escola Joso, lo que desde hace tiempo me ha convertido en “el profe más viejo del lugar” por la de años que llevo allí. Cuando empecé con ellos en la temporada 86-87 éramos unos 8 o 9 profes como mucho, repartidos en unos pocos cursos de cómic que se impartían entre semana y los sábados en las 3 o 4 aulas de que disponíamos entre la quinta y sexta planta de un edificio situado en pleno centro de Barcelona. Después de cambiar dos veces más de local, hoy en día tenemos más de 70 profes distribuidos en un montón de cursos y especialidades que van desde el Cómic y la Ilustración hasta el Concept Art, el Tatoo y cursos multidisciplinares como Art Grafic y con un promedio de más de 1000 alumnos por temporada. Para que os hagáis una idea, echar un vistazo a la web de la escuela:

 

https://escolajoso.es/

 

Y aquí podéis ver una buena parte de los que curramos de profes allí:

 

https://escolajoso.es/nuestros-profesores/

 

En los últimos tiempos llevo la asignatura “Proyectos de Cómic” en el segundo año de Art Grafic (un curso de 4 años de duración, el equivalente de una carrera universitaria). Preparo a mis alumnos para que sepan preparar proyectos tanto de su propia creación como muestras de trabajo de encargo, para presentar a editores de mercado europeo o americano. También llevo el curso de 3º de Cómic de los sábados con un enfoque parecido, el de la preparación para entrar en el mercado profesional (con todo lo que implica conocer el mercado actual del cómic, las editoriales, temas laborales de contratos y derechos de autor, etc.).

 

Después de tantos años de trabajar con generación tras generación de alumnos, mi filosofía personal podría calificarse de Jedi: “Todo discípulo debe superar a su Maestro”. Y en la parte del camino de su desarrollo artístico en la que les acompaño pongo todo de mi parte para que se superen, para que sean capaces de afrontar la multitud de obstáculos que van a encontrar una vez dejen la escuela. En todo caso yo sólo soy uno de los profes con los que trabajan los alumnos. Por lo que de ninguna manera me atribuiría el mérito de que un buen número de ellos acaben formando parte del mundillo profesional. Me basta con haber aportado mi pequeña contribución. El mérito les pertenece a ellos, a los que se esfuerzan por conseguir sus objetivos. Si tuviese que nombrar aquí a todos los alumnos que se han convertido en profesionales del cómic, de la ilustración y de otras disciplinas gráficas la lista sería más larga que esta entrevista. Y siempre me dejaría a más de uno. Así que me basta con nombrar a algunos de los ex alumnos a quienes, con el paso de los años, he tenido el orgullo y el placer de reencontrar en más de un festival como autores invitados. Unos cuantos de ellos se han convertido en autores reconocidos y premiados tanto en el mercado franco-belga como en el americano, seguro que conocéis el trabajo de más de uno: Roger Ibáñez, Francis Porcel, Rubén del Rincón, Jordi Lafebre, Ramón F. Bachs, Francis Portela, Kenny Ruíz, Rubine, Josep Homs, Oriol Hernández, David Morancho, Mariano de la Torre,  Sagar Fornies, Diego Olmos, Albert Monteys, Quim Bou… hasta los más recientes donde, ya era hora, van saliendo cada vez más mujeres que dan el salto a profesional, como por ejemplo Silvia Estepa “Senshiru” y Andrea González “Konata”, ambas ahora mismo publicando en Planeta-Manga. También hay un montón de ex alumnos que se han definido dentro de otras especialidades. Guionistas como Raule o Josep Busquets, por ejemplo. Y desde que existe la colorización digital, tenemos a muchos coloristas profesionales salidos de la escuela. Como no puedo nombrarlos a todos me permitiréis que os hable de un pequeño grupo de coloristas (a todos ellos les conocí previamente como alumnos) a los que he preparado para trabajar conmigo y que han hecho carrera en el mercado franco-belga y americano: Yolanda Bayo “Max”, Nuria Sayago, Yuri Shepherd, Diego L. Parada, Miren Pijuan.

 

Muchos de mis trabajos de los últimos 15 años están pintados por ellos, tanto páginas como ilustraciones y portadas. Os pongo aquí enlaces de cada uno de ellos, para que podáis ver su trabajo conmigo y con otros autores europeos y americanos.

 

Max: https://mikeratera.blogspot.com/search/label/Max

Nuria Sayago: https://nuriasayago.carbonmade.com/

Yuri Shepherd: https://yurishepherd.artstation.com/

Diego L. Parada: https://www.behance.net/genusgraph

Miren Pijuan: https://www.minxustudio.com/

Carolina Sánchez: https://www.artstation.com/krol_sq

 

11ª- ¿Cómo es Josep Solana “Joso” como jefe? ¿Y cómo persona? ¿Qué se siente al estar al lado de un monstruo de su talla durante tanto tiempo?

 

Joso siempre tendrá un carisma especial. Cuando nadie había hecho nada parecido en este país, apostó por crear esta cantera de artistas gráficos que hoy en día es Escola Joso. Y la cosa le salió bien. Llevo casi el total de mi carrera artística trabajando con él y sigo pensando que aún me quedan años de trabajo en la escuela. Evidentemente ahora Joso no está tan presente en la escuela como al principio, cuando éramos “cuatro y el cabo” y al acabar cada jornada de clase nos íbamos a tomar unas cañas con el “Jefe”, a quien, por cierto, nunca he considerado un jefe sino un gran amigo. Aquí os presento al “Jefe”.




Hoy en día, la escuela ha crecido mucho, al mismo tiempo que ha adquirido reconocimiento nacional e internacional. Y tenemos cursos y profes como “para parar un tren”. Pero siempre recordaré “heróica”, cuando entre los pocos que estábamos allí hicimos que la escuela llegase a ser lo que es hoy en día. Realmente acumulo cientos de anécdotas con Joso a lo largo de tantos años de trabajar en la escuela, muchas de estas anécdotas de cuando cada año montábamos el stand en el Salò del Còmic de Barcelona o de los también anuales viajes en autocar al festival de Angouleme que organiza la escuela y gracias a los cuales, más de uno (y de dos) han conseguido entrar a trabajar en el mercado francés. Pero por cuestión de espacio me limitaré a contar uno o dos “inventos” de Joso, de la primera época de la escuela. De vez en cuando el grupito del staff de la escuela quedábamos el fin de semana, Joso, Josep Mª Polls, Ramón y yo, y nos íbamos fuera de Barcelona para grabar “películas” en vídeo que luego pasábamos a los alumnos en clase o que pasábamos también en el stand de la escuela en el Salò del Cómic. Uno de los más sonados fue el de “La Caza del Comiquero”, en el que nos disfrazábamos de cazadores a la busca y captura de dibujantes de cómic. Al dibujante lo capturábamos en una red y lo metíamos en una jaula, diseñada para que permaneciese encerrado allí sin parar de dibujar


El invento tuvo tanto éxito que acabamos montando la jaula por lo menos un par de años consecutivos en el Salò de Cómic y, tanto profes como alumnos, nos turnábamos para entrar en la jaula y dibujar para el público. En otros vídeos íbamos disfrazados de pistoleros del Oeste y otras animaladas por el estilo.




Incluso llegamos a crear un robot (de cartón) con tubos, cables y demás, que montábamos en los festivales y que tenía una abertura por la parte frontal por donde el público más atrevido ponía la mano dentro y recibía alguna que otra sorpresa y más de un susto. Como ya os habréis imaginado, uno de nosotros era quién estaba escondido dentro del armatoste. En todo caso, os podéis hacer una idea de cómo nos divertíamos en aquellos tiempos. Tiempos que a veces echo en falta, ahora que la escuela se ha profesionalizado tanto. Aquí podéis ver alguna foto más de esta época “gloriosa” a pie de esta pregunta, donde me podéis ver mostrando mi “alter ego” Batman en un carnaval celebrado en la escuela, y también posando con el gran Joso en un par de imágenes.









Continuará…


4 comentarios:

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  2. Hola Juan Antonio, ya tenemos aquí la primera parte de "La madre de todas las entrevistas"! A TODOS LOS LECTORES DEL BLOG: Si queréis hacerme alguna pregunta la ponéis por aquí, en los comentarios de las entradas de cada parte de la entrevista y prometo responder como es debido. Abrazos !

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  3. Hola Mike, como puse en otro mensaje de este blog referido a tu trabajo te doy la enhorabuena, dicho esto espero ser breve en formularte la pregunta... coincido contigo cuando defines a Pons como "gran", tuve la suerte de colaborar con el en algunos trabajillos y en mi opinión si una palabra tambien define a Alfredo es "autentico", un genio en el arte de hacer tebeos, alguien muy especial como autor y persona que en tiempos de mediocridad siempre es grato recordar...

    lo que te queria preguntar es : cuando veo tus trabajos tanto los de hace años como los mas recientes, siempre tengo la sensación de que podrían tambien encajar en revistas de los ochenta o noventa, una época dorada del comic de autor, y esto lo digo en el buen sentido, referido a que muchos de los trabajos que veo actualmente dentro del comic me parecen como mas iguales todos, como mas "virtualizados", no sé si me explico bien, es indudable que siguen trabajando en estos tiempos grandes dibujantes de comic, pero no se si en lo que haces hay por tu parte algo consciente en querer mantener ese "romanticismo" del arte de hacer tebeos o no piensas en ello y simplemente curras sin pensar en esas cuestiones...

    Saludos!

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    1. Hola Folk. Muchas gracias por tu amplio comentario, amigo. Y por el sentimiento que transmiten tus palabras hacia el Gran Alfredo Pons. Qué fácil resulta olvidar o ignorar a los grandes artistas desaparecidos, y más en los tiempos de consumo inmediato y fugaz consecuencia de las redes sociales. Por eso me ha gustado mucho el encabezamiento de tu post. Pienso parecido a ti, respecto a una cierta "clonación" y repetición de estilos en el cómic actual. Lo veo constantemente en muchos de los nuevos dibujantes de mercado americano (por ejemplo): dibujo y composición de página impecables, trazo tan hiper-limpio como frío y en muchos casos nada emotivo. Y en el cómic franco-belga la tendencia es cada vez más parecida, estilos de dibujo que parecen clonados unos de otros. ¿ Sabes a qué es debido el efecto casi impersonal que produce contemplar estos cómics ?...pues al hecho de que cada vez más dibujantes lo resuelven todo con una tablet, dibujo 100% electrónico...pulcro y con apariencia de perfección, pero muchas veces carente de alma (en mi modesta opinión). A parte el hecho de que las páginas dibujadas digitalmente (me refiero al dibujo, no al color) nunca tendrán el valor de un original en papel físico. Precisamente hablaré de todo esto en una de las preguntas de la cuarta parte de ésta entrevista). Personalmente, no tengo ningún interés en pasarme a trazo digital. Voy a seguir dibujando a mano hasta el final, no tanto por romanticismo si no porque eso me hace feliz. Y, por supuesto, trabajo con coloristas digitales desde hace 20 años. Una cosa no quita la otra.

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