domingo, 27 de mayo de 2012

MARCELINO, SIEMPRE TAN DETALLISTA…


Tras volver de su viaje lunar, Marcelino no se hace de rogar y vuelve a hacer de las suyas. Al final, el regreso a la tierra fue mejor de lo que se esperaba y nuestro hombrecillo supo mantener la compostura (puede que los 900 mililitros de sedante de hipopótamo que le suministraron sus compañeros tuviese algo que ver).

En unos días, la sobrinita de Marcelino iba a cumplir años, así que él, con toda su buena intención (como siempre), decidió comprarle un regalito. Se acercó hasta la juguetería más próxima y, de entre todos aquellos cacharros de plástico y peluche, escogió una bella muñequita que seguro que hacía las delicias de su pequeña sobrina. Su precio: 50 euros, aunque él pagó con un billete de 500 sin percatarse de que tenía un cero de más. Ahora, que el dependiente tampoco puso de su parte a la hora de devolverle el cambio.

En resumidas cuentas, que ni la juguetería era una juguetería, ni la muñeca era una muñeca. El día que Marcelino acierte con aquello que desea hacer, se habrá cavado su propia tumba, pues esa será su última viñeta. Porque claro, ¿dónde estaría, entonces, la gracia? Mientras que Marcelino siga por su camino, tendrá trabajo para rato…

En ocasiones, a la hora de idear mis dibujos, busco la excusa perfecta para retorcer a mis personajes como si de un trozo de fino alambre se tratasen. El dibujo de esta semana es una clara muestra de ello, y si no, que se lo pregunten al pobre hombre que parece sufrir en sus propias carnes los despistes de nuestro entrañable personaje.

Me gusta buscar posturas imposibles con el fin de dotar a mis dibujos de un movimiento y ritmo frenéticos, alejándolos de aquellas ilustraciones de antaño en las que los personajes permanecían estáticos, rígidos y, aparentemente, carentes de cualquier movilidad o articulación.

Son otros tiempos, y se aprecia claramente como este autor va cogiendo más soltura y experiencia con cada nuevo dibujo que va realizando. Y es que, en el mundo de la historieta, no hay más escuela que la de uno mismo; esto es, agarrar un lápiz y un papel y dibujar, dibujar, dibujar, hasta que sangren las yemas de los dedos, el culo y la silla sean uno y los ojos se enrojezcan como cuando uno agarra un resfriado de tres pares de narices.

Dicho esto, que disfruten con el menú de esta semana.


4 comentarios:

  1. Se nota tu interés por ir mejorando cada día y aportar a tus dibujos un movimiento y dinámica casi sin precedentes. El cuerpo del afectado "amigo" de Marcelino te ha quedado muy bien. La idea es bastante buena y también destaco que casi todos tus gags están contextualizados en el mundo de las agujas. Por cierto, se debería advertir a los más pequeños que las imágenes que han visto no intenten reproducirlas en casa, jajaja. ¡Enhorabuena!

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  2. Bien podría haberse quedado en la luna y dejarse de Budús. Es que las agujas como que no hacen mucha gracia, Marcelino.
    Como siempre impresionante tio, me encantan tus viñetas. Por cierto, ¿leiste la solicitud de amistad? Un abrazo.

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  3. No he leído esa solicitud de amistad que me comentas, amigo Signum. ¿Dónde me la has enviado?

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  4. Te lo mandé a tu perfil. No se si te habrá llegado. Un saludo.

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