domingo, 3 de febrero de 2013

CLEMENTE EL VIDENTE: EL MAL DE OJO



Primera tira cómica que dedico al sombrío universo de la videncia. Un tema tan de actualidad como éste, no podía pasar desapercibido para mi calenturienta y perversa imaginación, llegando, incluso, a crear a un personaje expresamente para ello.

Para el que no lo sepa, los videntes son esos grandes estafadores que se llenan los bolsillos de forma brutal a costa de unos pobres ciudadanos, en su mayoría personas de avanzada edad, prediciéndoles el futuro o arreglando su pasado (hay para todos los gustos) o, simplemente, haciendo unos rituales de lo más risibles con los que aseguran abrirte los caminos apartándote de lo negativo. Todas estas predicciones, rituales, gilipolleces o como se les quiera llamar, el cliente se las cree a pies juntillas. Vamos, como si el/la vidente le hubiese rezado el Padre Nuestro.

Esta gentuza (por nombrarlos de una forma educada) son los líderes absolutos de la programación que pasa de la medianoche. Muchos pensaréis que, bajo esas túnicas ridículas, esos aspectos de humildes brujos y brujas y esos rituales y conjuros (a ver cual más original y absurdo), se esconden humildes personas dotadas de un don especial que lo emplean en ayudar a los demás y en abrirte tus caminos si, realmente, es esto lo que necesitas. No os dejéis engañar por las apariencias. Debajo de esas pintas y de sus respectivas parafernalias, se esconden unos grandísimos estafadores que no tienen pudor ninguno en exprimir la sangre de sus clientes, quienes tienen fe ciega en estos “semidioses venidos a más” (digo lo de semidioses porque algunos aseguran ser “elegidos” directamente por Cristo para hacer el bien y sanar. Otros, dicen ser los “enviados”. Incluso por algunos corre sangre merovingia por sus venas. Vamos, que imaginación no les falta).

¿Y en qué consiste la estafa? La respuesta es bien sencilla. Si os habéis fijado en vuestras pantallas, todos los teléfonos para contactar con esta gentuza empiezan por 806; un prefijo destinado a los servicios de ocio y entretenimiento exclusivos para adultos, concretamente, astrología, tarot, concursos, contactos, líneas eróticas, etc. etc. Las llamadas a estos prefijos telefónicos no cuestan menos de 1,50 euros el minutos, y el tiempo que te puedes pasar enganchado al teléfono puede ser incontable.

Pues bien, el ciudadano llama al vidente (o a la vidente) y, automáticamente, es puesto en espera. Lo único bueno que tienen los números que empiezan por 806 es que, por motivos de seguridad, a la media hora se corta la llamada. En la mayoría de las ocasiones (por no decir todas), se consumen estos treinta minutos y el cliente aún no ha podido hablar con el vidente (para que os hagáis una idea del tiempo que permanecen a la espera). Esto “obliga” a la gente a que vuelva a marcar una y otra vez.

Así pues, tras una larga espera, por fin, el cliente es pasado a directo y ya se encuentra cara a cara con el/la vidente, quien no dedica más de dos minutos de su tiempo en atenderle como se merece y, en la mayoría de los casos, ni siquiera se digna a escuchar lo que dice la gente. En el momento en que la persona que se encuentra al otro lado del teléfono le cuenta sus problemas, automáticamente, el/la vidente empieza con sus ridículos conjuros. Tras estos, la persona que se encuentra enganchada a la línea, milagrosamente, ya se encuentra curada.

Y lo peor no es que se mofen de la gente del modo en que lo hacen ni que te hagan creer chorradas que ni ellos se creen. Lo peor es cuando te llega la factura del teléfono. Si la duración de este tipo de llamadas es de media hora, al realizar el cálculo con un coste de 1,50 euros el minutos, hallamos un resultado de 45 euros. Si tenemos en cuenta que, en la mayoría de los casos, la gente no consigue contactar con el/la vidente en ese tiempo y tiene que volver a marcar, la suma ascendería a otros 45 euros más, que hacen un total de 90 euracos, y así sucesivamente.

Si te encuentras entre los que llaman una vez en la vida y para usté de contar, bien va; pero como seas de esos o de esas que llaman una noche sí y la otra también, agárrate a la brocha que me llevo la escalera.

Y si pensamos que la cosa no puede llegar a peor, estamos muy equivocados. Por increíble que parezca, existe un importante canal de televisión (no doy nombres) que tiene la poca desfachatez de emitir, en primer time, un programa en el que una señora llamada vidente se digna a contactar con personas fallecidas de todo el que se le ponga por delante, no siendo impedimento de ninguna clase, por ejemplo, el no hablar el mismo idioma que el supuesto fallecido. Tampoco quiero dar nombres porque pienso que todos sabemos a quien me refiero. Una verdadera pena que traten de engañar a millones de telespectadores con este circo; un “espectáculo” de “entretenimiento” creado, únicamente, para generar y ganar audiencia y para que, los que tengan ciertas dudas en este tipo de sanguijuelas humanas, les sean totalmente despejadas y crean ciegamente en sus “auténticos” poderes sobrenaturales, para que más tarde se hinchen a llamar a los mencionados videntes de otras cadenas, las cuales, en su mayoría, pertenecen a esta misma casa. En resumidas cuentas, estamos ante un enorme círculo vicioso y ante una enorme fábrica de generar dinero.

P.D.: Si eres de los que creen en este tipo de gentuza y en sus milagrosos poderes, te recomiendo que veas la película Luces rojas, dirigida magistralmente por Rodrigo Cortés (actualmente en DVD y Blu-ray). Te ayudará a despejar dudas.


2 comentarios:

  1. Muy bueno! Le está bien merecido a esos estafadores! Me ha gustado mucho esta tira cómica. Sigue así que llegarás lejos! Enhorabuena!

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  2. Muy bueno también el texto de introducción a la tira cómica. Lo has descrito todo tal cual es y siempre con una nota de humor en tus párrafos. Te compro también como escritor!
    ¡Enhorabuena!

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