Primera tira cómica que dedico al
sombrío universo de la videncia. Un tema tan de actualidad como éste, no podía
pasar desapercibido para mi calenturienta y perversa imaginación, llegando,
incluso, a crear a un personaje expresamente para ello.
Para el que no lo sepa, los
videntes son esos grandes estafadores que se llenan los bolsillos de forma
brutal a costa de unos pobres ciudadanos, en su mayoría personas de avanzada
edad, prediciéndoles el futuro o arreglando su pasado (hay para todos los
gustos) o, simplemente, haciendo unos rituales de lo más risibles con los que
aseguran abrirte los caminos apartándote de lo negativo. Todas estas
predicciones, rituales, gilipolleces o como se les quiera llamar, el cliente se
las cree a pies juntillas. Vamos, como si el/la vidente le hubiese rezado el
Padre Nuestro.
Esta gentuza (por nombrarlos de
una forma educada) son los líderes absolutos de la programación que pasa de la
medianoche. Muchos pensaréis que, bajo esas túnicas ridículas, esos aspectos de
humildes brujos y brujas y esos rituales y conjuros (a ver cual más original y
absurdo), se esconden humildes personas dotadas de un don especial que lo
emplean en ayudar a los demás y en abrirte tus caminos si, realmente, es esto lo
que necesitas. No os dejéis engañar por las apariencias. Debajo de esas pintas
y de sus respectivas parafernalias, se esconden unos grandísimos estafadores
que no tienen pudor ninguno en exprimir la sangre de sus clientes, quienes
tienen fe ciega en estos “semidioses venidos a más” (digo lo de semidioses
porque algunos aseguran ser “elegidos” directamente por Cristo para hacer el
bien y sanar. Otros, dicen ser los “enviados”. Incluso por algunos corre sangre
merovingia por sus venas. Vamos, que imaginación no les falta).
¿Y en qué consiste la estafa? La
respuesta es bien sencilla. Si os habéis fijado en vuestras pantallas, todos
los teléfonos para contactar con esta gentuza empiezan por 806; un prefijo destinado
a los servicios de ocio y entretenimiento exclusivos para adultos,
concretamente, astrología, tarot, concursos, contactos, líneas eróticas, etc.
etc. Las llamadas a estos prefijos telefónicos no cuestan menos de 1,50 euros
el minutos, y el tiempo que te puedes pasar enganchado al teléfono puede ser
incontable.
Pues bien, el ciudadano llama al
vidente (o a la vidente) y, automáticamente, es puesto en espera. Lo único
bueno que tienen los números que empiezan por 806 es que, por motivos de
seguridad, a la media hora se corta la llamada. En la mayoría de las ocasiones
(por no decir todas), se consumen estos treinta minutos y el cliente aún no ha
podido hablar con el vidente (para que os hagáis una idea del tiempo que
permanecen a la espera). Esto “obliga” a la gente a que vuelva a marcar una y
otra vez.
Así pues, tras una larga espera,
por fin, el cliente es pasado a directo y ya se encuentra cara a cara con el/la
vidente, quien no dedica más de dos minutos de su tiempo en atenderle como se
merece y, en la mayoría de los casos, ni siquiera se digna a escuchar lo que
dice la gente. En el momento en que la persona que se encuentra al otro lado
del teléfono le cuenta sus problemas, automáticamente, el/la vidente empieza
con sus ridículos conjuros. Tras estos, la persona que se encuentra enganchada
a la línea, milagrosamente, ya se encuentra curada.
Y lo peor no es que se mofen de
la gente del modo en que lo hacen ni que te hagan creer chorradas que ni ellos
se creen. Lo peor es cuando te llega la factura del teléfono. Si la duración de
este tipo de llamadas es de media hora, al realizar el cálculo con un coste de
1,50 euros el minutos, hallamos un resultado de 45 euros. Si tenemos en cuenta
que, en la mayoría de los casos, la gente no consigue contactar con el/la
vidente en ese tiempo y tiene que volver a marcar, la suma ascendería a otros
45 euros más, que hacen un total de 90 euracos, y así sucesivamente.
Si te encuentras entre los que
llaman una vez en la vida y para usté
de contar, bien va; pero como seas de esos o de esas que llaman una noche sí y la
otra también, agárrate a la brocha que me llevo la escalera.
Y si pensamos que la cosa no
puede llegar a peor, estamos muy equivocados. Por increíble que parezca, existe
un importante canal de televisión (no doy nombres) que tiene la poca
desfachatez de emitir, en primer time, un programa en el que una señora llamada
vidente se digna a contactar con personas fallecidas de todo el que se le ponga
por delante, no siendo impedimento de ninguna clase, por ejemplo, el no hablar
el mismo idioma que el supuesto fallecido. Tampoco quiero dar nombres porque
pienso que todos sabemos a quien me refiero. Una verdadera pena que traten de
engañar a millones de telespectadores con este circo; un “espectáculo” de “entretenimiento”
creado, únicamente, para generar y ganar audiencia y para que, los que tengan
ciertas dudas en este tipo de sanguijuelas humanas, les sean totalmente
despejadas y crean ciegamente en sus “auténticos” poderes sobrenaturales, para
que más tarde se hinchen a llamar a los mencionados videntes de otras cadenas,
las cuales, en su mayoría, pertenecen a esta misma casa. En resumidas cuentas,
estamos ante un enorme círculo vicioso y ante una enorme fábrica de generar
dinero.
P.D.: Si eres de los que creen en
este tipo de gentuza y en sus milagrosos poderes, te recomiendo que veas la
película Luces rojas, dirigida
magistralmente por Rodrigo Cortés (actualmente en DVD y Blu-ray). Te ayudará a
despejar dudas.
Muy bueno! Le está bien merecido a esos estafadores! Me ha gustado mucho esta tira cómica. Sigue así que llegarás lejos! Enhorabuena!
ResponderEliminarMuy bueno también el texto de introducción a la tira cómica. Lo has descrito todo tal cual es y siempre con una nota de humor en tus párrafos. Te compro también como escritor!
ResponderEliminar¡Enhorabuena!