domingo, 24 de febrero de 2013

MAESTRO RAJOIAO: LA TIJERA



Si estas dos últimas semanas he dedicado sendas tiras cómicas al personaje de Rubalcaba Sapiens (ligeramente inspirado en el líder del PSOE), es ahora cuando le toca el turno a su contrincante político y actual presidente del gobierno: el señor Rajoy. Con tantos tijeretazos que está aplicando nuestro presidente (y los que vendrán), no se me ocurrió mejor caracterización que disfrazarlo del Maestro Joao, todo un as a la hora de manejar la tijera. Para todos los que no conozcáis a semejante personaje televisivo (totalmente risorio), expongo a continuación una breve biografía que os pondrá al corriente en un santiamén.

El Maestro Joao (en realidad se llamará Pepe o Manolo, vete tú a saber) es uno de los videntes más cotizados del país en la actualidad. Las cadenas autonómicas se lo rifan, y él estará loco (o loca) de contento. Este señor dice ser un elegido (será para hacer reír a la audiencia), y lleva grabada en su paladar la Cruz de Caravaca, aunque nunca la ha mostrado. El Joao (que más que un vidente parece un personaje creado por José Mota) sabe hacer casi de todo: contacta con los muertos, echa las cartas, predice el futuro, abre los caminos, quita la negatividad… y un largo etcétera, pero su plato fuerte es, sin lugar a dudas, cortar el mal de ojo.

Su procedimiento no es el habitual (cacharro con agua en el que se verterán gotitas de aceite), es más absurdo todavía. El señor Joao agarra unas tijeras, las cuales, muestra primero en pantalla gritando cual Tarzán en voz alta: ¡Corto lo malo, y que entre lo sano! Después, las coloca sobre un pequeño recipiente con agua y empieza a echar sobre ellas toneladas de sal, supuestamente, del Himalaya o vete tú a saber, a la vez que empieza a mover los labios (él asegura que reza. Yo no lo tengo muy claro). El siguiente paso es colocar su mano derecha sobre las tijeras y, a partir de aquí, empieza el show. Como si hubiese estado dos días seguidos comiendo limones, empieza a poner unos raros gestos más propios de un poseído que de un elegido. Luego envuelve su cara con un pañuelo que lleva colgado al cuello, empieza a golpear la mesa o le entra una tos como pa caerse muerto. Supuestamente, con todas estas tonterías, te está limpiando el mal de ojo, ¡no te lo pierdas!

Mientras se encuentra en pleno éxtasis de lo ridículo (yo, personalmente, no me puedo contener la risa), le acompaña una banda sonora propia de una de las mejores películas de terror, con relámpagos y voces psicofónicas incluidas. En resumidas cuentas, un espectáculo circense de lo más absurdo y que la gente se cree a pies juntillas. Una verdadera lástima. Una vez acabado el supuesto ritual, cambian la música por una más suave y el cliente ha sido librado de su mal de ojo. La cara del vidente, tras estas muecas, da verdadero miedito.

A continuación, os dejo con unas cuantas fotografías del momento del éxtasis para que podáis deleitar del espectáculo, aunque nunca será lo mismo que verlo en plena acción en vivo y en directo.


 El maestro Joao segundos antes de empezar su ritual para acabar con el mal de ojo. ¡Alto!, o mi madre dispara.




 Llega el momento de mostrar la tijera, una herramienta que lo mismo la utiliza para su ritual que para cortarse un hilo de la camisa.




 El Joao empieza a meterse en el papel. Esa mirada de psicópata le delata.




 Y tras una breve introducción, comienza a extraer todo el mal que hay depositado en la persona que se encuentra al otro lado del teléfono.




 Viendo la cara del vidente, el dolor que debe sentir tiene que ser muy intenso.




 Este hombre debe pasarlo realmente mal. ¡Qué caras pone, por el amor de Dios!




 Empieza a sudar tinta, la cosa es más complicada de lo que, en un principio, parecía.




El mal de ojo se le apalanca. Le está costando cortarlo más de la cuenta. No hay nada mejor que tomar un poquito de agua para pasar el mal trago (y para que los minutos sigan corriendo para el que está pegado al teléfono).




Una vez refrescadas nuestras tripas, es el momento de seguir con el circo. Había una vez... un circo que siempre alegraba el corazón...




 Empieza a darle tos. ¡Abuelo, has visto el Iniston!




 Si Freddy Krueger viera esta cara, se moriría del susto.




Este tío debe tener un buen seguro de vida. ¿Hay persona humana que pueda soportar, continuamente, estos dolores? Es como si, cada dos minutos, se pusiera de parto...




 ¡No puedor, no puedooor...!




 Y la cosa llega a su fin. El Maestro, aturdido, intenta reponerse...




Pobre hombre, mirad la cara que se le ha quedado. Es como si llevara meses con el tránsito intestinal obstruido.




Y finalmente, ésta es la cara que se le queda cuando le chivan por el pinganillo que la llamada ha durado 25 minutos en lugar de los 30 que debe durar. Menuda bronca le va a caer...





4 comentarios:

  1. Menudo mequetrefe el Joao ese! Muy buena la historieta con nuestro "queridisisisimo" Rajoiao. Espero que alg'un buen d'ia se acaben los dichosos recortes y que toda esta panda de cortadores se vayan al paro que es lo que les hace falta.
    Enhorabuena!

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  2. helada me quedo, ésto no es un corte de mal de ojo, es una posesion de Satan en toda regla.

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  3. Como me he podido reir...ya tardaba en salir el maestro Joao por aquí,jajaja
    Muy buena historieta, similitud y caracterización del maestro Rajoiao!!

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  4. xdddd yo siempre lo miro para ver que dicen los ignorantes que se lo creen y llaman jajaja

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