domingo, 7 de agosto de 2011

UNA DE MIS GRANDES PASIONES (EL FÚTBOL NO)


Este nuevo dibujo es un auto homenaje que me dedico a mí mismo. Quizá muchos no lo sepáis, pero una de mis grandes pasiones es colgarme la mochila a la espalda y salir por ahí, monte a través, a hacer senderismo y, ya puestos, a visitar yacimientos arqueológicos. Como es de suponer, en la mayoría de los casos, me doy con la puerta en las narices, pues toca regresar a casa sin haber descubierto nada nuevo; suerte que yo ya voy con esa idea antes de salir.

Lo que estáis observando en este dibujo es completamente cierto, aunque reflejado a modo de chiste, claro está. Cierto día del presente año, salimos mi hermano y yo a la aventura, hacia el Cabezo del Mal Nombre, así se llama, ubicado en la pedanía murciana de Santomera. Allí nos topamos con miles de arbustos pinchosos (en más de una ocasión probamos de aquella medicina), con cientos de liebres que salían despavoridas a nuestro paso, con un zorro que nos miraba con cara de interrogante, con pendientes imposibles de subir (y no veáis de bajar) e, incluso, con varias águilas sobrevolando por encima de nuestras cabezas. Lo único que no llegamos a ver y que he plasmado en el dibujo, era la señal de prohibición de circular a más de 110 Km./h; este detalle ha sido una añadidura de mi cosecha.

Quizá el chiste aquí representado sea menor en comparación a los anteriores ya publicados, pero el dibujo sigue conservando toda su frescura y, por qué no decirlo, toda su mala leche.

P.D.: Quizá algún día vuelva a auto homenajearme con un dibujo semejante, tal vez, cuando realice un descubrimiento abrumador o, tal vez, cuando me despeñe monte abajo (si vivo para contarlo).

Saludos.



miércoles, 27 de julio de 2011

¿DÓNDE VA A ESTAR?


Homenaje a uno de los personajes más buscados de los últimos años, y no hablo de Bin Laden. Este señor de camiseta de rayas rojas y blancas llamado Wally, siempre anda por ahí más perdido que un chinche en un circo de pulgas. Aunque eso de perdido creo que era una mera excusa por parte del dibujante para que compráramos sus libros, porque el señor Wally siempre sabía dónde estaba en cada momento.

¿Cuántas horas habremos pasado (yo, por lo menos), con aquellos libros entre las manos, buscando a este escurridizo personaje? El padre de la criatura, Martin Handford, creó a este curioso personaje allá por 1986, y fue publicado por primera vez en 1987. Este británico, escritor e ilustrador, ha llegado a vender la friolera de 49 millones de ejemplares entre sus vecinos. ¡Perdón!, quería decir en todo el mundo, a mí también me parecían muchos. Y ha sido traducido a 25 idiomas. Para que me entendáis, este señor vende casi lo mismo que un servidor, aunque a mí no se me ha subido tanto a la cabeza.

Posteriormente, le acompañarían en sus aventuras el mago Barbablanca (con sus inseparables gorro y bastón), la chica Wenda  (que llevaba idénticas vestimentas que el protagonista), el malo de la película, Odlaw (otro que vestía igual pero en colores amarillo y negro), y el perro de Wally (¿adivináis de qué color era su ropa?).

Posteriormente, también se creó una serie de televisión, en donde Wally siempre hacía de las suyas, buscando cualquier excusa para perderse por ahí.

En éste, mi dibujo, quería demostrar que Wally no siempre está de buen humor, y que sabe hacer otras cosas además de desaparecer. Gags a porrillo en un dibujo que al único que parece no hacerle demasiada gracia es al propio homenajeado. Para apagar los humos y enfriar el ambiente, en el próximo dibujo que le dedique, lo introduciré en una isla habitada por exuberantes y llamativas chicas de largas melenas y ligeras de ropa.

Qué le vamos a hacer, querido amigo, una de cal y otra de arena.


miércoles, 20 de julio de 2011

UNA DE MIEDO (PORQUE DE RISA YA HAY MUCHAS)


Con el calor que tenemos encima, en lugar de publicar una entrada dan ganas de publicar un anuncio que diga: “Se busca piso en primera línea de playa”. Pero como no ha sido así, aquí me tenéis una semana más.

El tema aquí tratado es el de los maridos y los ex-maridos, y de los hijos que se tienen con unos y con los otros (hay que tocar todos los palos). La idea para este nuevo dibujo se me ocurrió en la ducha (aunque no venga a cuento decirlo). En un principio, el planteamiento era otro: una madre que acaba de dar a luz sostiene a su bebé, envuelto en una sábana, en los brazos. Hasta aquí todo normal. Resulta que el niño es clavadito a Freddy Krueger, y su (supuesto) feliz padre (aunque eso de feliz que se lo digan a otro), estaba junto a ellos con cara de pocos amigos. Al final, retorcí aún más el argumento hasta que parí el que ahora tenéis ante vuestros ojos.

Quedaría de más el decir que el padre de los tres pequeños juguetones es el mismísimo Don Freddy Krueger, y el del apuesto joven que sostiene el refresco, Don Jason Voorhees. Dan miedito los gustos nefastos que tiene la pobre mujer a la hora de elegir marido. ¿Quién será el próximo, el malo de Scream o el pinchoso Pinhead de la saga Hellraiser?

Para acabar, no conviene olvidar los archiconocidos (y archicansinos) gags que completan el dibujo: el gato mutilado que abandona la casa harto del trato de los mini-Freddys, una araña hiperactiva provista de unas tenazas, unos peces dando saltitos (¿qué pintan aquí esos peces?), una lata con una etiqueta de lo más sugerente y diversas cosas más.

Hasta la próxima.

P.D.: Al día siguiente de acabar este dibujo, recibí una llamada telefónica del mismísimo Robert Englund (para quien no lo sepa, el actor que encarnó a Freddy en la saga Pesadilla en Elm Street), dándome sus felicitaciones por mi obra. Después me pregunté: ¿cómo tiene este hombre mi número de teléfono?

P.D.2: A los dos días, llamada del señor Wes Craven (creador de Freddy), poniendo por las nubes este dibujo. Al colgar el teléfono me pregunté: ¿de dónde habrá sacado el señor Craven mi número? Después caí en el asunto: ¡claro!, se lo habrá dado Robert Englund.


miércoles, 13 de julio de 2011

LA NOCHE LE CONFUNDE


Me imagino a más de uno en la misma situación que el tipo de mi dibujo. ¿Cuántos maridos se habrán topado con algún individuo entrando o saliendo tranquilamente de su propia vivienda? Después viene el obligado e insistente interrogatorio a la sorprendida esposa, a la cual, lógicamente, le sonará a chino todo lo que el atropellado marido le diga.

En primer lugar, no sabrá de quién le habla, como por ejemplo: “¿Qué un tío acaba de salir por la puerta? ¿Has vuelto a venir borracho?”. Luego, después de hacer (o de hacer como que hace) memoria, empezará a reírse y a rascarse la cabeza, como por ejemplo: “¿Qué quién era ese? ¿No la has reconocido?, era mi tía Lupita que le han dado dos días de permiso”. Y por último, acabará reconociendo que, efectivamente, era un tío hecho y derecho quien acaba de largarse, pero no hay de qué preocuparse, pues puede que fuera el cartero o el butanero, como por ejemplo: “¿Que en casa lo tenemos todo eléctrico? ¿Y por qué no me lo habías dicho antes y el pobre butanero se hubiera ahorrado la friolera de subir diecisiete pisos?”

¡Señoras!, que los maridos no son tontos, que los carteros no hacen el reparto en Mercedes ni los butaneros trabajan hasta altas horas de la madrugada. Y además, a uno no empieza a pesarle la cabeza más de la cuenta porque le esté engordando bestialmente, ¡no señor!, ni los techos se rayan porque el niño haya estado jugando con los tenedores del cajón, ¡tampoco! Así que… ojito, porque después de esta entrada más de uno mirará debajo de su cama antes de acostarse. 

Completan el dibujo los ya habituales gags de las narices: una abejita cotilla y metomentodo, el típico diablillo toca narices, una ratonera a la venta y un mosquito que se lava las manos ante el desastre que acaba de ocasionar.

No perdáis detalle.
 
P.D.: No conviene olvidar que los armarios roperos también son un buen escondrijo. ¡Ojito!


jueves, 7 de julio de 2011

SEÑORAS Y SEÑORES: DON FLECO


¡Ta-ta-ta-ta-cháááán! ¡Os presento nuevo formato!

Tras realizar varios dibujos de una sola viñeta al más puro estilo portada de cómic, ha llegado el momento de presentar algo novedoso. El dibujo que ahora nos ocupa está compuesto, no por una, sino por seis viñetas, en las cuales, el señor Don Fleco hace de las suyas. Más de uno y más de una ya se estará percatando de que este nuevo dibujo no viene acompañado de tantos detalles y gags como los anteriores. Y, efectivamente, así es. Pero no por eso lleva menos horas de trabajo, aunque puede que ocurra, incluso, lo contrario. ¿Os imagináis lo complicado (y lo aburrido, pues todo hay que decirlo) que sería cargar cada una de las seis viñetas de pequeños detalles y gags? Aquí el espacio es bastante más reducido que en mis anteriores obras y… ¡Un momento! ¿Por qué tengo que hacer todos los dibujos iguales? Que luego va algún listillo y dice que me repito más que el ajo. ¿Acaso se parecen en algo Sara Carbonero y Karmele Marchante, y ambas son periodistas? ¿Verdad que no? Pues mis dibujos tampoco. ¡Hala!, que pa eso los hago sin ver un duro.

Don Fleco es un tipo sin oficio ni beneficio que se dedica a pasar el tiempo fumando pitillos y repasando a todo aquel (o, como en este caso, a toda aquella) que pasa ante sus narices. Un dibujo idóneo para todo aquel o aquella que no sea aficionado a la lectura, pues lo único que tendrá que leer aquí serán los carteles de “Clínica de estética” y de “Salida”, y pare usté de contar.

La situación aquí es absurda (aunque casi siempre lo es), breve y, sobre todo, cómica. Para todo aquel que le guste coleccionar curiosidades, diré que, la idea inicial de este dibujo era mucho más subidita de tono que la aquí representada. Por problemas con los censores y con el defensor del menor, al final tuve que suavizarla bastante quedando como todos podéis contemplar. Tal vez, algún día os cuente cuál fue mi retorcida idea. Tal vez, cuando cumpla la mayoría de edad.

No descarto el volver a contraatacar con una nueva aventura de Don Fleco, aunque, por el momento, no se encuentra entre mis planes de futuro. No obstante, estad preparados, pues puede aparecer en el momento que menos lo esperéis.

P.D.: He recibido algunas cartas de varios lectores dándome sus quejas, diciéndome con malas palabras, entre otras mil perrerías que, además de los dos carteles antes mencionados, también han tenido que leer la fecha que figura debajo de la firma. Desde aquí pido disculpas a todo aquel que haya sufrido daños en la vista por ello.



jueves, 30 de junio de 2011

ES IMPORTANTE LEER LA LETRA PEQUEÑA


Repulsiva para unos y manjar para otros. No hablo de la Duquesa de Alba (Dios me libre); me refiero a la pringosa sustancia que emplea la apuesta joven del dibujo sobre el cuerpo del sorprendido paciente. Y es que cada día hay más gente aficionada a este tipo de cosas: baños de lodo, baños turcos, saunas, jacuzzi, masajes de chocolate, etc. Quiénes los han probado, aseguran que el estado de relajación es total, aunque, viendo la cara del pobre paciente de turno, creo que lo más rentable y seguro para relajarse es ventilarse un buen botijo de tila. Ahora, el tipo de la pinza en la nariz parece estar pasándoselo pipa.

Si les soy sincero, no tengo ni idea de dónde saqué la inspiración para este dibujo. Ésta es una de esas ocurrencias que uno tiene el día menos pensado y, encima, tiene la cara dura de plasmarla en el papel. Una auténtica guarrada exenta de diálogo (aunque no exenta de guión), grosera y, a su vez, graciosa (por lo menos, para mí). Es decir, mala uva elevada a la enésima potencia.

Aunque el dibujo no tenga texto, cada personaje está ubicado en un sitio concreto, cada uno en una postura distinta y cada uno haciendo algo distinto del otro. Aunque no esté reflejado en palabras, todo eso lleva detrás un guión que, a veces, es más complejo de llevar a cabo que uno con texto. ¿Por qué?, porque el historietista se ve en el compromiso de expresar con dibujos lo que debería haber dicho con palabras.

Un momento… Al inicio de esta entrada, ¿he dicho manjar para otros? Pues sí, porque 40 mil millones de moscas no pueden equivocarse.

Abur.


martes, 21 de junio de 2011

¡BO-BO ES-PON-JA!

Que los guiños y las parodias son uno de mis platos favoritos a la hora de crear mis dibujos, no cabe la menor duda, si no, vean todo lo publicado en este blog y todo lo que está por llegar.

En esta ocasión, le ha tocado la china a uno de los personajes infantiles más populares de los últimos años (y no me refiero a Leticia Sabater): Bob Esponja. Y qué mejor forma de parodiar y ridiculizar al personaje (con perdón) que jugando con su nombre. La excusa: un vejete historietista, cuya mitad de su nombre recuerda a un país y la otra mitad a una famosa crema de chocolate, más sordo que un bloque de hormigón y más chocho (no sean mal pensados) que el abuelo de Matusalén, confunde el nombre de su famoso admirador a la hora de dedicarle su álbum, al cual, no parece hacerle mucha gracia. Pobre Bob, ¿no se dará cuenta de que el dibujante tiene más años que la sarna?

Sólo espero que los millones de fans del muñecote amarillo no se molesten cuando llegue a sus manos este dibujo, hecho con todo el cariño y con toda la admiración posible. Los que nos dedicamos a esto de la historieta (algunos, incluso, tienen el privilegio de cobrar por ello), debemos recurrir, en ocasiones, a la ridiculización de algún personaje famoso (bien real, bien ficticio), con el fin de crear el gag que en ese momento uno tiene entre las manos y de despertar una (leve) sonrisa en la cara de nuestro lector.

Y no me quiero marchar sin antes agradecer al señor Esponja por haberme permitido humillar un poquito su imagen y, sobre todo, su nombre, y que no me demandara por ello.


Vive en una piña debajo del mar
¡BO-BO ES-PON-JA!
Su cuerpo absorbe y sin estallar
¡BO-BO ES-PON-JA!
El mejor amigo que podrías desear
¡BO-BO ES-PON-JA!
Y como a un pez le es fácil flotar
¡BO-BO ES-PON-JA!


P.D.: Gracias a todos los que me animáis y me dais fuerzas para seguir.


jueves, 16 de junio de 2011

CAPERUCITA BOBA


Hay que ver lo que cambian los cuentos con los años, aunque más que cambiar, se adaptan a los tiempos modernos. En el cuento de los tres cerditos, por citar algún ejemplo, el pobre lobo se reventaba soplando para conseguir derribar las cabañas de los temerosos cerditos. Hoy en día, las haría saltar por los aires a cañonazos, o bien, colocándoles un buen cartucho de Goma-2. En el de la bella durmiente, la joven cae en un profundo sueño tras morder la manzana envenenada (¿o fue al pincharse con un huso? Mmm… pues no sé, no sé, ahora me falla la memoria), y sólo podrá despertar con el beso de un apuesto príncipe. Sé de muy buena tinta que, a día de hoy, la muchacha no se habría conformado con un simple beso, y el cuento hubiese obtenido la calificación de “+18”. Así que la bella durmiente, que tonta no es, se pasaría todo el día atiborrándose de manzanas envenenadas (o, en el caso del pinchacito, pinchazo va y pinchazo viene), con el fin de engrosar, aún más, su larga lista de príncipes que la desvelen de su sueño.

Y si estos (y otros) cuentos han evolucionado de este modo (siempre a mi parecer, ¿eh? que quiero que quede claro), el de Caperucita Roja no iba a ser menos, aunque la propia Caperucita parece no haberse enterado. Al sonar el timbre, el pobre lobo huye despavorido por la ventana de la casa de la abuelita, no sin antes, advertir al sorprendido leñador de que guarde eterno silencio. Bonito romance el que deben estar viviendo el lobo y la abuelita, aunque, si os soy sincero, desconocía los funestos gustos del animal. ¿Qué llevaría escrito en la hoja de papel con la que cubre sus…? ¿Una carta de amor o la lista de la compra?

Si la relación siguiese adelante, incluso cabría la posibilidad de que la pareja pudiera traer descendencia y, quien sabe, si esto daría para  un nuevo dibujo. Tiempo al tiempo.

De momento, que sean felices y que coman lo que les dé la real gana.

FIN.


miércoles, 8 de junio de 2011

UN MAL DÍA LO TIENE CUALQUIERA


Antes de que alguien me lo diga, voy a ser el primero en reconocerlo: ¡Qué orgía de garabatos hay en este dibujo! Por suerte, si los unimos todos y los entrelazamos, todo parece cobrar sentido.

Aunque nadie lo crea, estamos ante la obra cumbre de mi carrera (si se puede llamar así) hasta la fecha, con un dibujo muy, pero que muy elaborado, y un guión que parece simple al primer vistazo, pero que resulta complejo en el fondo.

En entradas anteriores, ya advertí que mi Record en elaboración de un dibujo estaba en tres semanas. Pues bien, éste es el dichoso dibujo que tantas horas de sueño me robó, anclándome a la silla como ningún otro y haciéndome sudar anchos y caudalosos ríos de tinta. Una vez acabado, volví a jurar no hacer nada igual en mi vida (elaborados sí, pero no tanto). En fin, la verdad es que nadie me marca el camino a seguir, ni nadie me dice dónde debo apretar y dónde aflojar; todo mi trabajo lo realizo libre y voluntariamente y toco el tema que me apetece o que se me ocurre en ese momento. Si realizo un dibujo más detallado o menos, lo decido yo. Si pinto una boñiga con pies y manos y pestañas revueltas, es también decisión mía y, en este caso, ya desde la primera concepción de este dibujo, ya desde la primera idea, sabía que no iba a ser tarea fácil llevarlo a cabo.

Ésta es una historia en cadena, en la cual, se enlaza el plano de unos ladrones huyendo con el botín (a la izquierda), con el de los desnudos asaltados atados de pies y manos a los faroles (en el centro) y con el plano final de los dos mariquitas con intenciones un poco funestas (a la derecha).

Sin mostrar nada (pienso que sugerir resulta más efectivo que enseñar), he intentado crear una situación de lo más embarazosa. En resumen, dos atracadores de poca monta asaltan a dos inocentes transeúntes, quitándoles ropa, dinero y joyas y atándolos a una farola. Y, aunque dicen que después de la tormenta siempre llega la calma, en este caso, no es así, pues lo peor estaba por venir. Dos mariquitas con peligrosas intenciones se aproximan a sus espaldas.

Lo dicho, lo más efectivo es crear la situación para que luego sea el lector el que imagine y diseñe el final de tan trágica historia.

Ave César, los que van a reír (o a sufrir), te saludan.



jueves, 2 de junio de 2011

MORTADELO Y FILEMÓN Y SUS PROBLEMAS DE CORAZÓN


Tercera entrega de una trilogía iniciada con “Un fan algo despistadillo” y “Rompetechos acaba liándola… ¡otra vez!”. A diferencia de las dos primeras, ésta está protagonizada únicamente por personajes de Ibáñez (en las dos anteriores aparecían de complemento a la historia junto con personajes míos).

Desde hace bastante tiempo, rondaba por mi cabeza la idea de crear un dibujo que estuviera protagonizado por la pareja de agentes más genial de todos los tiempos: Mortadelo y Filemón, aunque no encontraba una situación idónea dónde ubicarlos. Cierto día, tuve una iluminación y, retomando una vieja viñeta de mi propia cosecha protagonizada por dos individuos desconocidos, decidí adaptarla e inserté, en ella, a la pareja de chiflados agentes.

Realmente, hay que reconocer que la situación es bastante bestia, pero a su vez también es bastante graciosa. Mientras que Filemón, agarrándose el pecho, camina como bien puede con los pantalones medio bajados, el pobre de Mortadelo extrae del retrete, con la punta de los dedos, el corazón de su jefe, no sin antes recordarle su precavida advertencia.

Esta obra, antes de ver la luz en este blog, fue publicada en el blog “El rincón de Mortadelón”, en donde, muy amablemente, accedieron ante mi petición de que publicaran mi dibujo en su espacio “Mortadelo visto por…”. A cambio, les dediqué unas palabras de agradecimiento, las cuales, pueden leerse en http://mortadelon.blogspot.com/

Como ya viene siendo habitual, alrededor de los protagonistas principales de la historia, deambulan pequeños gags (no por ello, menos importantes) que, a la vez que ayudan a completar la página, otorgan mayor atractivo y dinamismo al dibujo.

Y no me gustaría acabar esta entrada sin antes agradecer al maestro Ibáñez su gran humildad, dedicación y simpatía hacia todos sus lectores y, sobre todo, hacia el que esto escribe, lo cual, considero todo un honor por mi parte.

Gracias, maestro.