Tras una larga ausencia,
Marcelino ha vuelto con las baterías cargadas. Y es que este hombre no deja
pasar una. Primero la lía en la luna, luego al comprarle un regalo a su
sobrinita, después cuando intenta ver cómodamente una película, y ahora esto. ¿Qué
se pensará este hombre, que las cámaras de fotos las puede encontrar uno por
ahí tiradas así porque sí? Y más tratándose de aquellos modelos antiquísimos.
Así luego le pasa lo que le pasa, que no sale de una cuando se mete en otra.
Desconozco que hacía este hombre
por los jardines de un convento de frailes (tal vez estaba buscando caracoles),
al igual que desconozco por qué el señor fraile vestía sin ropa interior.
Supongamos que era verano y que debían de hacer lo menos 50 grados a la sombra.
Pero como digo, ésta es sólo una suposición. La cuestión es que el buen hombre
iba tan feliz por ahí con todas sus vergüenzas sueltas y ha tenido que venir
Marcelino a interrumpir su placentero paseo. Y es que, señor fraile, este
hombre es así. No se lo tome a mal.
Después del excesivamente cargado
y enorme dibujo de la semana pasada, aquí volvemos al formato tradicional. Esto
es, unas dimensiones de papel más reducidas en dónde no necesito dos años y
medio para acabar una ilustración. Aún así, cada página se lleva su tiempo.
Me gusta retarme a mí mismo,
aparte de intentar dar la máxima movilidad posible a mis personajes. En el
dibujo de esta semana, quise jugar con la perspectiva. Lo más sencillo hubiese
sido crear la escena vista de perfil, pero a mí, que me gusta complicarme un
poco las cosas, decidí idearla vista desde detrás. Por lo tanto, las posturas
de los personajes ya no son las tradicionales y toca estrujarse un poco más los
sesos. De todos modos, creo que conseguí mi propósito, haciendo que las
posturas sean lo más realistas posible y que el dinamismo funcione tan bien
como se merece.
Si hubiese que buscar alguna pega
(por llamarlo de algún modo), ésta estaría en el excesivo texto de la
ilustración, el cual, ocupa buena parte de la página dejando menos espacio para
el desarrollo de la historieta.
A modo de auto-crítica, esto
mismo lo pongo en conocimiento del lector por medio de ese quisquilloso
gusanillo resabiado, el cual, por pasarse de listo, es obsequiado por un
servidor con un regalito en forma de flecha intencionadamente asesina.
¡Críticas a mí, brrrrrrr!
El sólo quería hacer una fotillo, que después tire del lugar equivocado...
ResponderEliminarImpresionante como siempre amigo.
Un abrazo.
Muy buena la historieta de esta semana. Se nota que te vas esforzando por seguir aprendiendo ya que has escogido una perspectiva no convencional para ilustrar lo que pretendes contar. El diálogo me ha gustado mucho y, por ponerle alguna pega y como reconoces, le falta un poquito más de dibujo y menos conversación. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMuy bueno,
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