Al final, aquella supuesta Barbie
costurera nunca llegó a manos de su sobrina. Marcelino, tras torturar a media
ciudad con aquel muñeco de budú, consiguió crearse algunos enemigos, los
cuales, antorchas, guadañas y demás objetos punzantes en mano, salieron a la
caza y captura del despistado caballero.
Lograron localizarle. Descansaba
plácidamente en el sillón de su casa, ajeno a la que se había liado de puertas
para afuera. Una de sus “víctimas” llamó al timbre, y a Marcelino sólo le dio
tiempo de articular estar palabras: “¿Sí…?”
Lo que ocurrió después es mejor
no contarlo, pues algunos de los lectores más sensibles a la sangre y a las
vísceras se pueden ver severamente afectados.
En fin, aquella tragedia ya es
agua pasada (qué don tiene este hombre para recuperarse de las heridas), y
nuestro amable hombrecillo decidió, cierto día, ir al cine a ver una buena
película. Así que, bol de palomitas en mano, se coló dentro de la sala y se
sentó a esperar a que empezara la proyección. Lo malo, entre comillas, es que,
aquella película, nunca empezó.
El dibujo de esta semana viene
cargadito de detalles y gags (sé que no es nada nuevo, pero aquí se pueden
contabilizar más de la cuenta). No es que ese día me levantara sobrado de
inspiración y de ganas de trabajar. Resulta que ese dibujo, desde el primer
momento de su concepción, iba a ser un homenaje a uno de los personajes más
queridos salidos de la mente del maestro Francisco Ibáñez: Rompetechos.
Sí, habéis leído bien. Por lo
tanto, mi primitiva idea era la de colocar a este personaje en este dibujo,
pero al final, por distintos motivos (sobre todo, cambio de planes) decidí
sustituirlo por Marcelino, personajillo de mi propia cosecha.
El formato de la página es más
grande de los que utilizo normalmente, de ahí que pululen tantos y tantos gags
a lo largo y ancho de la lámina. Unos gags cada vez más escatológicos y subidos
de tono (gusanos con preservativos en la cabeza, un mosquito borracho, unos
patos buscando “chicas malas”, un murciélago empachado hasta las cejas, etc.),
pero pienso que, lejos de llegar a ofender, pueden provocar más sonrisas al
intrépido lector o lectora.
Una ilustración sin desperdicio a
la que dediqué muchas horas y en donde se entremezclan diversidad de personajes
(tanto humanos como animales), fondos muy elaborados y una perspectiva, creo,
bien conseguida.
Espero que disfrutéis con él.
Pobre Marcelino, desde que regresó de la Luna paree que esta en otro mundo. Eso si, el paquete de palomitas es suyo y que empiece el show.
ResponderEliminarEspectacular como siempre tio. Eres un crack.
Gracias por participar en el sorteo. Mucha suerte. Ah, te respondí al comentario sobre la solicitud.
Un saludo.
En dos palabras ¡IM-PREZIONANTE! Sin duda, la mejor historieta que he visto hasta la fecha. Completa a no más poder y con un personaje que está adquiriendo gran protagonismo en tus últimas entradas. Tengo que dedicar más tiempo a ver todos los detalles porque es lo menos que podemos hacer como lectores para recompensar todo tu esfuerzo. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarQué bueno! este es de los que más me han gustado por el detallismo y la cantidad de gags que has añadido, por lo que coincido con el anterior comentario.
ResponderEliminarBrillante!
Ya te envié un e-mail con las preguntas. Muchas gracias tio.
ResponderEliminarUn saludo.
¡¡¡¡¡¡ESTO ES INCREIBLE!!! como diría Bisbal, he visto la viñeta y me ha venido a la cabeza lo del edificio de la Rue del Percebe, varias historietas, muy buenas, en un solo pantallazo, enhorabuena.
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