Ni la escasez de ideas, ni el intenso frío de estos días, ni siquiera un pequeño contratiempo (casi resuelto) que he sufrido en las manos (sobre todo en la derecha), han impedido que siga publicando mis dibujos semana tras semana. Sé (y lo he dicho muchas veces) que mi archivo pendiente de publicar es muy extenso (véase que, bajo mi firma, aún figura el año 2011); pero (casualidad o no), justo cuando en peor estado tenía las manos (apenas podía articular los dedos), se me ocurrían los dibujos más complicados de realizar, cargados de detalles y creados en un formato más grande de lo habitual. Hoy, prácticamente recuperado, miro aquellas páginas (tres en total) y me pregunto a mí mismo: “¿Cómo pudiste hacerlo?”.
La secuencia expuesta esta semana debió ocurrir hace ya algunos años, cuando el mundo de la construcción se encontraba en todo su auge. Marcelino debía pasear tranquila y gozosamente cuando, de repente, un terrible apretón irrumpió en su vida. Con su casa a varios kilómetros de distancia, se vio obligado a buscar una alternativa. El bar más próximo se encontraba a más de veinte minutos a pie, así que no tuvo más remedio que meterse en una obra y hacer de vientre en uno de esos retretes portátiles. Pero claro, tratándose de Marcelino, no iban a salir las cosas derechas.
Con anterioridad, un gato callejero había excavado un pequeño hoyo en el suelo para hacer sus necesidades, olvidándose de cubrirlo. Así que, nuestro hombrecillo, vio aquello y pensó que era el retrete y, a toda prisa, se bajó los pantalones y allí mismo hizo de las suyas.
La casualidad (o la mala suerte) quiso que, justo sobre su cabeza, se hallara un silo cargado hasta los topes de escombros. Y claro, aquellos artefactos llevan su cadenita y todo. Y Marcelino, una vez acabada su tarea, como persona higiénica y prudente que es, tiró de la cadena. La pega es que de allí no cayó ni una sola gota de agua, sino que cayeron diez mil kilos de pedruscos de todos los tamaños, sepultando al pobre hombre.
Desconozco si logró salir vivo de debajo de todo aquello, aunque, a día de hoy, su nombre aún no ha figurado en las esquelas mortuorias de los periódicos. Eso me deja más tranquilo.
NOTA ACLARATORIA:
ResponderEliminarComo ya sois varios los que me habéis preguntado, quiero aclarar el tema de las entradas en mi blog. Como ya os habréis dado cuenta, hace un par de semanas inauguré una nueva sección en la que, en un principio, semanalmente, iré publicando aquellas páginas originales pertenecientes a mi colección.
Estas entradas son totalmente independientes a las que voy realizando todas las semanas, por lo tanto, mis dibujos siguen engendrándose, siguen realizándose y, por último, siguen publicándose semana tras semana, llueva o truene, haga frío o calor.
Aclarado este asunto, sigo manos a la obra porque estoy realizando dos dibujos al mismo tiempo (habéis leído bien) y quiero que estén listos antes del fin de semana siguiente.
Así pues, sed felices.
Sin duda una de la entradas de las que más me gustan ya que tanto el guión, como el dibujo son bastante buenos. Resalto sobre todo el uso de la perspectiva con los edificios de detrás como fondo, el detalle de la hormigonera, la grua y el silo. Menos gags que otras entradas pero tampoco te han hecho falta para demostrar tu sapiencia como buen dibujante que eres. He de reconocer que también el guión de introducción al dibujo no tiene desperdicio. Me he reído bastante. ¡Enhorabuena!
Eliminar¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BIEN!!!!!!!!!!!!!!!!Y YA VALE
ResponderEliminarMuy buenos dibujos, la verdad es que al ver este me he imaginado a un Mortadelo obrero y a un Filemón sepultado bajo la grava jeje xD
ResponderEliminarY de aficionado nada, me parecen dibujos y gags de un buen profesional.
Raúl del foro de la TIA.com