Homenaje a uno de los personajes más buscados de los últimos años, y no hablo de Bin Laden. Este señor de camiseta de rayas rojas y blancas llamado Wally, siempre anda por ahí más perdido que un chinche en un circo de pulgas. Aunque eso de perdido creo que era una mera excusa por parte del dibujante para que compráramos sus libros, porque el señor Wally siempre sabía dónde estaba en cada momento.
¿Cuántas horas habremos pasado (yo, por lo menos), con aquellos libros entre las manos, buscando a este escurridizo personaje? El padre de la criatura, Martin Handford, creó a este curioso personaje allá por 1986, y fue publicado por primera vez en 1987. Este británico, escritor e ilustrador, ha llegado a vender la friolera de 49 millones de ejemplares entre sus vecinos. ¡Perdón!, quería decir en todo el mundo, a mí también me parecían muchos. Y ha sido traducido a 25 idiomas. Para que me entendáis, este señor vende casi lo mismo que un servidor, aunque a mí no se me ha subido tanto a la cabeza.
Posteriormente, le acompañarían en sus aventuras el mago Barbablanca (con sus inseparables gorro y bastón), la chica Wenda (que llevaba idénticas vestimentas que el protagonista), el malo de la película, Odlaw (otro que vestía igual pero en colores amarillo y negro), y el perro de Wally (¿adivináis de qué color era su ropa?).
Posteriormente, también se creó una serie de televisión, en donde Wally siempre hacía de las suyas, buscando cualquier excusa para perderse por ahí.
En éste, mi dibujo, quería demostrar que Wally no siempre está de buen humor, y que sabe hacer otras cosas además de desaparecer. Gags a porrillo en un dibujo que al único que parece no hacerle demasiada gracia es al propio homenajeado. Para apagar los humos y enfriar el ambiente, en el próximo dibujo que le dedique, lo introduciré en una isla habitada por exuberantes y llamativas chicas de largas melenas y ligeras de ropa.
Qué le vamos a hacer, querido amigo, una de cal y otra de arena.