Llevaba bastante tiempo
circulando por Internet la noticia de que Kito e Ibáñez eran la misma persona.
Yo siempre lo negué. Supuestamente, los años en los que el maestro estuvo
trabajando para Editorial Marco (década de los cincuenta), utilizó varios
seudónimos para firmar sus páginas, entre ellos, el ya mencionado nombre de
Kito. Y las masas seguían lanzando suposiciones; hasta buscaron una posible
explicación a este sobrenombre. El dueño de la editorial, Tomás Marco Debón,
llamaba a aquel joven Ibáñez por el diminutivo de Francisquito, de ahí que firmara utilizando las últimas cuatro letras
de este vocablo: (Francis) Kito. La noticia se extendió por la red como una
llama sobre un rastro de gasolina, provocando confusión a los expertos en la
obra de Ibáñez y fabricando, así, un falso mito que hoy continúa (aunque en
menor medida) en boca de todos.
Yo no lo vi tan claro como lo
hizo la gran mayoría. Aunque es cierto que el estilo de ambas firmas (F. Ibáñez
y Kito) era casi el mismo, siempre existían pequeños detalles que no acababan
de cuadrar. Y yo seguía contrariando esa falsa información que muchos creyeron
cierta.
Finalmente, y gracias a una
laboriosa y necesaria investigación por parte del amigo Hergest, administrador
del blog Pensión el Calvario, el 26
de noviembre de 2012 pudimos descubrir (a mí no me pilló de susto) que Ibáñez y
Kito eran dos personas distintas (y muy buenos amigos). Han pasado varios años
desde que se destapó este misterio, pero aún, hoy en día, hay gente que sigue
perjurando que el maestro firmó con el nombrado seudónimo. No hay más ciego que
el que no quiere ver…
Aclarado este punto que considero
de gran importancia, el lector ya se encuentra en disposición de conocer a este
prolífico autor desconocido por la gran mayoría.
Kito (Francisco Pérez Espinosa)
nació en 1937 en el vecino pueblo de Los Ramos (Murcia). Sus inicios como
dibujante los hallamos en un periódico de la región llamado “Línea”, allá por 1953. Para este diario
creó la sección Nuestros bonitos
pronósticos que, tal y como su nombre indicaba, y mediante unos divertidos
personajes, debía predecir el resultado de los partidos de fútbol antes de que
se jugasen.
En 1955 se traslada a vivir a
Barcelona. Poco después, aparece una nueva revista: “Sandalio”, para la que Kito crea a su primer personaje: Paco
Carpeta, un desdichado historietista que deambula de un lado para otro en busca
de un trabajo digno como dibujante.
Al año siguiente (1956), ficha
por Editorial Marco para trabajar en su revista “La Risa”.
Allí coincide con el resto de la plantilla de dibujantes: Martínez Osete, Raf,
Ibáñez, Ripoll, Belindo..., todos bastante jóvenes. Se le encarga volver a
montar varias páginas de Emili Boix publicadas en la revista “Hipo, Monito y Fifí” tras la marcha de
este dibujante a tierras americanas, además de colorear varios cuadernos de
Martínez Osete y rotular diversas páginas. Con el tiempo, se encargaría de la
continuidad de Levy Berzotas, Sherlock Gómez (ambas de Raf) o Los Tres
Mosquitos (de Ibáñez), cuando estos dibujantes se marcharon a Editorial
Bruguera.
A principios de los sesenta,
empieza a publicar en la revista femenina “Babette”,
de Ediciones Toray, dibujando al personaje del mismo nombre con guiones ajenos.
Su estilo aquí era muy distinto al plasmado en Editorial Marco, donde se le
notaba una fuerte influencia ibañezca. Pero su hazaña duró poco, ya que la
censura acabó con esta revista cuando sólo se había publicado el primer número.
Tras este batacazo, Kito siguió trabajando para Toray en “Fulgor” y “Hazañas Bélicas”.
A los pocos meses, este autor se
traslada a París, lugar donde empieza a publicar en diversas revistas de la
época: “Le Herisson”, “París Presse” o “Frimousse”. Entre sus numerosos trabajos, cabe destacar el
realizado en la serie El Florocof Romos, escrita por René Goscinny (guionista
de Astérix, Lucky Luke o Iznogud) y publicada en la revista “Pilote” (de la que Goscinny fue
cofundador y director).
Tras disminuir su volumen de
trabajo debido a la decadencia de las revistas para las que trabajaba, Kito
regresa a Barcelona. Poco después, recibe una suculenta oferta de Bruguera que
Kito no duda en rechazar. Las condiciones impuestas no son del agrado del autor
ya que la editorial era quien se quedaba con todos los originales y el sueldo
era bastante inferior al que cobraba en las revistas francesas. Por estas
razones, Kito decide apartarse del dibujo y empieza a trabajar como vendedor en
una inmobiliaria, por cierto, con bastante éxito.
En 1974, regresa a su Murcia
natal, concretamente, al pueblo de Águilas, lugar donde vivió durante bastantes
años. Retomó su carrera como dibujante, publicando en varios periódicos de la
región como: “La Verdad de Murcia”, “El Diario de Murcia”, “La
Voz de Murcia”, “El
Más Deportivo” y “La Opinión de Murcia”.
En la actualidad, disfruta de una
merecida jubilación ocupando su tiempo en otra de sus grandes pasiones: la
pintura.
Página original de Los Tres Mosquitos dibujada por Kito.