Tras incansables y arduos
intentos de ansiada búsqueda por conseguir un original de Martz Schmidt, al fin
pude ver cumplido mi sueño hace tan sólo unas cuantas semanas. Gracias al
“chivatazo” de un buen amigo, llegó la presente página hasta mis manos, tapando
ese hueco que desde siempre había existido en mi extensa colección. Su precio:
ya sabéis que no me gusta hablar de estas cosas.
Impresionante, maravillosa,
inigualable, rarísima, inacabada… son sólo algunos de los muchos adjetivos que
se me ocurren para describirla. Sigan leyendo, sigan, que las sorpresas no han
hecho más que empezar.
Martz Schmidt (Gustavo Martínez
Gómez), quien creó este seudónimo al contraer su primer apellido y coger
prestado el apellido de su abuelo francés, nació en el barrio de Santa Lucía
(Cartagena, Murcia) el 3 de julio de 1922. Estudió arquitectura en la Universidad de Murcia,
carrera que interrumpió para dedicarse a aquello que más le gustaba: el dibujo
y la pintura.
Fue en 1949 cuando empezó a
trabajar para Ediciones Clíper tras su traslado a Barcelona. Sus primeros
trabajos como dibujante fueron publicados en las revistas “Nicolás”, “Florita”, “Yumbo”, “Pinocho” o “Paseo Infantil”
(todas de esta misma editorial), a finales de los años cuarenta. Allí creó a Toribio y Doctor Cascarrabias, entre otros personajes. En 1951 fichó por
Bruguera, formando parte de la segunda generación o generación del 57, junto a
Vázquez, Ibáñez o Raf, entre otros.
Para esta nueva casa creó a
varios de sus personajes más emblemáticos, que vieron la luz en las revistas “El DDT”, “Pulgarcito” o “Tío Vivo”,
entre ellos: Don Danubio, personaje
influyente (publicado, por vez primera, en 1951), El doctor Cataplasma (creado en 1953), Troglodito (de 1957) y El profesor
Tragacanto y su clase que es un espanto (de 1959).
Durante la década de los
cincuenta, Schmidt alternó su labor como dibujante con otras tareas como la
escenografía o la pintura mural. A principios de los años sesenta, fundó una
empresa de diseño y publicidad, a la que llamó Martz Schmidt Studio. Durante esa década, lejos de dejar de lado
las historietas, siguió creando nuevos personajes para Bruguera. Ahí nacieron La pandilla Cu-Cux Plaf (creada en
1962), El sheriff Chiquito, que es todo
un gallito (de 1962), y Don Trilita
(de 1964).
Tras la muerte de Jorge
(1921-1960), creador de Doña Urraca,
y tras pasar por las manos de Jordi Bernet (hijo de Jorge, quien se ocupó de la
serie hasta 1961) y Torá (quien la dibujó durante varios años en la misma década),
a Schmidt se le encargó la continuación del personaje algunos años después. En
1972, apareció publicada en la revista “Súper
Mortadelo” la historieta Doña Urraca
en el castillo de Nosferatu, una aventura que apareció serializada y que
tuvo que ser interrumpida, en la página 24, por culpa de la censura. De aspecto
demasiado tétrico (el personaje de Doña
Urraca ya lo es de por sí), en dicha aventura aparecían las Hijas de la noche, unas vampiresas
demasiado atractivas para el público infantil de la época y para la peliaguda
mano de los censores.
Página número 1 de Doña Urraca en el castillo de Nosferatu.
Primera aparición de las Hijas de la noche. Página 16.
Página 24, y última.
Durante los setenta y ochenta,
Schmidt continúa trabajando para Bruguera hasta poco antes de su cierre
definitivo. En 1985, a
causa de los graves problemas por los que atravesaba la editorial, se marcha de
esta casa y entra en Grijalbo. Hasta allí traslada su serie Cleopatra, reina de Egipto, que pasa de
la revista “Mortadelo” a la revista “Guai!”. Poco después empezó a trabajar
con Ediciones B, editorial que continuó con las publicaciones de la ya
desaparecida Bruguera. Allí creó a Deliranta
Rococó.
El gran Ibáñez, siempre tan creativo...
Martz Schmidt murió en Elche el 5
de enero de 1998, a
consecuencia de un cáncer de pulmón, aunque otras fuentes afirman que su
defunción tuvo lugar en Barcelona en la misma fecha.
El doctor Cataplasma se publicó, por vez primera, en el número 1.139
de la revista “Pulgarcito”, en 1953.
Sus aventuras eran, en su mayoría, de una única página, concluyendo siempre al
final de la misma. Como el título de la serie indica, Cataplasma se dedica a la
medicina, aunque también es dado a desarrollar sus dotes como científico loco.
Su criada, Panchita, mujer oronda y protagonista de la serie junto al insolvente
doctor, es quien lleva las riendas en todo momento.
La curiosidad de la presente
página, como ya habéis podido comprobar si le habéis echado un vistazo, es que
está inacabada. Confieso (y muchos coleccionistas de originales estaréis de
acuerdo) que hallar planchas de Martz Schmidt es una tarea bastante complicada,
y si ya nos referimos a páginas de personajes de renombre inacabadas y, por lo
tanto, inéditas, ya ni os cuento. Es como encontrar un trébol de cuatro hojas o
esa aguja en el pajar. Lo más curioso de todo es que, exceptuando las caras de
los personajes, el resto del dibujo está completamente acabado (fondos incluidos).
El doctor Cataplasma tiene la nariz y los ojos dibujados a lápiz (sin entintar)
en toda la página (inclusive en el cuadro que figura colgado en las primeras
viñetas), y a Panchita sólo le faltarían por entintar los ojos. El personaje
que aparece vestido de astronauta en la última viñeta también tiene su rostro
inacabado. La página también carece de cabecera y bocadillos, pero lo más
curioso es el detalle de las caras de los protagonistas. ¿Por qué aparecen sin
pasar a tinta cuando el resto del dibujo, incluso los fondos, se halla acabado?
¿Por qué una página tan bonita y detallada como ésta quedó sin publicar? Sólo Martz
Schmidt debía conocer la respuesta…
Original de El doctor Cataplasma.