Todo lo que empieza, acaba. Eso
mismo fue lo que ocurrió con nuestra última visita a la Ciudad Condal. Llegó el lunes 8
y, antes de iniciar nuestra última visita por la ciudad, tuvimos que hacer las
maletas. El tren de regreso a casa salía a las 15:00 horas, así que tocaba
madrugar para aprovechar cada uno de aquellos últimos minutos. Para este día
reservamos algunas compras (cómics y algún que otro décimo de lotería), y
también ciertos lugares que nos habíamos dejado sin explorar.
Las horas centrales del día se
aproximaban, así que debíamos buscar un lugar donde poder sentarnos a comer
algo antes de dirigirnos hacia la estación. Una vez saciados los estómagos, cual
vendedor ambulante que va cargado hasta las orejas de equipajes y bultos
varios, caminamos a paso ligero (para no perder el tren) por aquellas aceras
que nos guiaban hasta la estación.
A la hora en punto, aquel
cacharro de no sé cuántos vagones se puso en marcha. Debo ser sincero: ya
habían ganas de regresar a casa, aunque siempre se le queda a uno cierto gesto
de tristeza cuando ha de marcharse de un lugar donde le han acogido con los brazos
abiertos. Así pues, otras 7 horas nos esperaban todavía por delante, y la
historia volvía a repetirse.
Algo más cansado que en el viaje
de ida, destripé aquella bolsa negra de plástico y extraje los cómics recién
adquiridos que aguardaban en su interior. Esos libritos consiguieron que el
viaje se hiciera mucho más ameno.
Tal vez por la sobreexposición a
tanto dibujillo a color, por el exceso de información que estaba penetrando en
mi mente o, simplemente, por ese gusanillo incontrolable que a veces te corroe
por dentro, tuve que agarrar una de aquellas hojas en blanco y ponerme a
dibujar. Puede que alguno de aquellos tebeos que tenía en mis manos me despertara
la inspiración.
Un rato después, me encontraba
dando los últimos retoques a mi particular dibujo entintado de aquella manera
por culpa de la mala postura y los continuos traqueteos del tren. Y bueno, así
quedó la cosa: muchos recuerdos, muchas más fotografías y un par de dibujos que
me harán recordar este viaje a Barcelona para siempre. Espero volver pronto…
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