Sin tener en cuenta la presente,
nos hallamos a tan sólo dos páginas del final. Mientras esperamos la llegada
del desenlace de esta historia, Purk, nuestro héroe de la época de las cavernas,
seguirá luchando contra el crimen y las incontables injusticias causadas por
las fuerzas del mal.
Encerrado junto a otros
despreciados en el interior de aquellos oscuros túneles, mientras se dirigía
hacia el lugar donde daría comienzo su castigo, se cruza con Sura, una mujer
que es esclavizada indignamente bajo estricta orden de Amur. Sentada en el
suelo en una apartada orilla, a Sura se le prohíbe cualquier tipo de contacto
con cualquiera de los demás esclavos, mientras que al resto también se le ordena
que, ni siquiera, la miren a la cara, mandato que Purk decide incumplir a
sabiendas que el castigo que se le puede llegar a imponer puede ser terrible,
mucho mayor del ya impuesto, aunque parece no preocuparle demasiado. Aplaudido
por el resto de sus compañeros de encierro, el Hombre de Piedra llegará hasta
los orígenes de aquel cruel castigo para liberar a esa mujer de las garras de
Amur.