viernes, 2 de septiembre de 2011

CON CUERNOS Y A LO LOCO


El nombre de la siguiente entrada lo he cogido prestado del título de una canción que escribí hace mucho tiempo, allá por 1997, más o menos. Ante la sorpresa de muchos de vosotros, os diré que sí, que hubo un tiempo en que yo escribía canciones para un grupo llamado “Cajón polvoriento” (que era el cajón de mi escritorio), y que después pasó a llamarse “Caja en trastero también polvoriento” (que es el trastero de mi casa).

Yo he hecho muchas cosas en la vida aparte de trabajar, comer y dormir (o en el orden que se quiera). Lo que ocurre es que, con el paso de los años, algunos de esos hobbies se van quedando en el camino reemplazados por otros nuevos que van surgiendo y vuelta a empezar. Hace más de 14 años, se me ocurrió la idea de versionar canciones, conservando la misma música pero poniendo yo la letra. Este proyecto fue bautizado con el nombre de “Monigote”, del cual, llegué a grabar tres cintas de cassette (imaginaos la calidad de sonido: 5.1, por lo menos) de hora y media de duración cada una. ¡Qué recuerdos!  

El presente dibujo muestra a un niño disfrazado de angelito caminando por la calle acompañado por su padre, los cuales, se dirigen a una fiesta de disfraces. Por el camino se encuentran a un señor que parece un ciervo, y no porque tenga su cuerpo cubierto de pelo. Como cosa de niños, el chaval cree que el señor también se dirige a la fiesta disfrazado de demonio. Podría ser así, por qué no, pero la cara del caballero no refleja un ambiente demasiado carnavalero, que digamos.

De nuevo surge el tema de las infidelidades, tratado ya en varias ocasiones y siempre visto desde un prisma distinto. Os preguntaréis si es que no hay otros temas que tratar… ¡Pues claro que los hay! Y que si no hay argumentos mejores que revisar ¡Pues también los hay! Entonces… ¿por qué otra historia de cuernos? Ya lo he dicho en más de una ocasión: realizo el dibujo que me apetece en ese momento y, de todas las ideas que se barajan, escojo la mejor.

Feliz vuelta a la rutina.

P.D.: No conviene pasar por alto el gag de los ratones, de lo mejorcito del presente dibujo.


1 comentario:

  1. Muy buen dibujo y muy buena introducción que casi eclipsa el buen humor de la historieta. Me gustó mucho el gag de los ratones. Lo que no entiendo mucho es porque pega un rebote tan grande en el suelo el caracol. Supongo que cae de lo alto del bocadillo de diálogo, pero ahí quizás es la única pega que le veo, aunque seguro que tiene otra explicación más plausible. El humor de la vaca enamorada también es un puntazo bueno.
    Enhorabuena!!!

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