Segunda y última página
correspondiente a esta alocada aventura protagonizada por Pafman y Pafcat y
cuya acción tiene lugar entre las cuatro paredes de un gimnasio.
Por poner al lector al corriente,
recordemos que nuestros héroes, tras un complicado reparto de mamporros,
deciden ponerse en forma y, para ello, qué mejor manera de conseguirlo que
haciendo ejercicios de musculación. Todo transcurre como la seda hasta que a
Pafcat no se le ocurre otra cosa que dar unas palmaditas en la espalda a su
compañero cuando éste había conseguido cargar con unas pesas de 100 kilos.
Pafman, aunque se las dé de fortachón, pierde el equilibrio y, tanto su pesada
carga como él, salen rodando a toda velocidad llevándose por delante todo
cuánto se les iba cruzando por el camino.
Tras algunos tropiezos, aquella
frenética carrera llega a su fin, dejando atrás unos cuantos pies aplastados,
unas paredes atravesadas como si hubiesen sido de papel, y un coche recién
aparcado que ha quedado como si le hubiese pasado un elefante por encima. Ni
que decir tiene que estas, en un principio, inocentes hazañas acabaron en un
descomunal enfado general y en una sanguinaria persecución contra los causantes
de la tragedia. Pero que no cunda el pánico, nuestros amigos han salido sanos y salvos
de situaciones mucho más complicadas que la presente.
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