Continuemos con la exposición de
originales correspondientes a la aventura Los
despreciados mostrando la página nº 9. A tan sólo una más para alcanzar el
final de esta historia, Purk deberá actuar rápido si quiere lograr alcanzar su
objetivo y derrotar a sus enemigos.
Con la llegada del nuevo día, los
prisioneros de Amur inician esa ardua tarea que les conducirá a la construcción
de unos túneles. Purk y Sandar, integrados en el grupo de los despreciados, se
disponen, sin excepción, a cumplir con su condena. Al mismo tiempo, Sura,
aquella mujer que fue arrestada por el simple hecho de pedir la libertad de su
hermano, comienza a desempeñar la dura labor de mover aquellos pesados pedruscos.
El Hombre de Piedra, infatigable combatiente de la injusticia, le ordena que
deje de realizar ese trabajo de inmediato. Los demás despreciados se alarman
ante este breve intercambio de palabras, pues tenían terminantemente prohibido
cualquier tipo de contacto con esa mujer. De pronto, un par de soldados de Amur
irrumpen en escena, y Purk es advertido, a fin de que guarde silencio, por el
resto de esclavos de la llegada de estos peligrosos hombres. Pese a los continuos
avisos, el Hombre de Piedra se ve incapaz de mantener la boca cerrada y, como
cabía esperar, es sorprendido por los soldados, quienes se disponen a otorgarle
un injusto castigo a Sura por incumplir las órdenes establecidas. Pero nuestro
héroe se encargará de defenderla con todas sus fuerzas y tratará de no ponerles
las cosas demasiado sencillas a estos dos.
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