domingo, 18 de marzo de 2012

MARCELINO Y SUS INDISPOSICIONES (2ª PARTE)


Este hombre no escarmienta. No hay persona sobre la tierra que se meta en más líos que Marcelino. Y es que no deja pasar una: que si confunde al Conde Drácula con una monja, que si se cuela en plena guerra y piensa que está en la verbena de su pueblo, que si confunde un silo de escombros con la cisterna del retrete, que si esto, que si lo otro…

Y suerte que lo aseguré a todo riesgo, aunque la compañía de seguros ya me ha dado varios toques de atención; o lo espabilo y le pongo las pilas, o me incrementan el recibo del seguro un 3000%. Yo les comenté que esto es lo que hay, que Marcelino nació así y que así seguirá el resto de sus días. Tal vez, su enorme falta de vista y su don especial para el despiste y para el desastre, es lo que lo hacen tan entrañable.

El dibujo de hoy no fue concebido como una segunda parte de aquel que publiqué hace unas semanas con el mismo título. Pero viendo los paralelismos que existen entre ambos, por qué no calificar esta ilustración como una secuela de la anterior. Además, el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas, no creo que podamos aplicarlo aquí, porque esta ilustración, incluso, puede que sea superior a la primera.

La vejiga de Marcelino estaba a punto de estallar, así que tocaba buscar un retrete a toda velocidad. La novedad aquí frente a otras peripecias (o desgracias) de este hombrecillo, es que, en esta ocasión, sí que llega a localizar aquello que buscaba, sin confundirlo con otra cosa similar o no tanto.

Pero claro, Marcelino es Marcelino, y la cosa no podía salir bien del todo. Estamos de acuerdo en que había localizado el retrete, pero no la ubicación del mismo. Algún gracioso (aunque no tiene por qué) colocó, justo debajo de aquel cartelito, un cuadro eléctrico de alta tensión. Y aquí se desencadenó la tragedia. Justo en aquel momento, un viandante que pasaba por allí, le advertía a nuestro personaje del grave error que acababa de cometer, pero, lejos de sacarle de aquel apuro, sale por patas evitando también el peligro. Como reza el dicho: con amigos como estos, ¿quién necesita enemigos?

Para futuras viñetas protagonizadas por Marcelino, estoy pensando en idear alguna en que este hombre no salga tan mal parado; que el desenlace de la historia tenga un final feliz. Pero es que todas las ideas que me vienen a la mente son nefastas, ñoñas y carentes de humor. No concibo a Marcelino sin desgracias (es como imaginarse a un político honrado o una España sin parados). Así pues, penurias y tragedias que no le falten, que para eso soy el padre de la criatura y quien le dice lo que tiene que hacer y no.

P.D.: No perdáis detalle a los 101 gags que deambulan por la página, no tienen desperdicio.


2 comentarios:

  1. EL QUE HABLA CLARO18 de marzo de 2012, 14:29

    CREO QUE LA CAÑA QUE LE VOY DANDO ESTA........OBTENIENDO RESULTADOS...SIMPLEMENTE...........ME CUESTA DECIRLO PERO AHÍ VA.......ES QUE......¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ME HA GUSTADO BASTANTE!!!!! UFFFFF...¡¡¡¡¡POR FIN¡¡¡¡¡¡¡¡¡

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  2. Magnífica entrada!! Estoy completamente de acuerdo. Te han quedado muy bien representados los cuerpos de los protagonistas de la historieta así como los gags y el guión. Te ha quedado fenomenal!! Como se va notando una evolución positiva en tus dibujos. ¡Enhorabuena!

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