HABLADURÍAS…

Tengo que reconocer que la situación planteada en la tira cómica de esta semana es de lo más surrealista, pero no por ello, tiene que ser ficticia. Muchas parejas (matrimonios en su mayoría) llegan a ciertas situaciones de desgaste que no son capaces de activar sus instintos más carnales ni brindándoles la situación en bandeja.

En el caso que ahora nos ocupa, y pese a que la pareja de al lado se encuentra en plena época del celo, el matrimonio de la derecha continúa con la lívido y el furor sexual por los suelos. Él sigue devorando palomitas como si mañana no se fuese a despertar, y ella no cambia de postura aún durmiéndosele las piernas. ¡Jooolines, pero si ni siquiera llegan a mirarse a la cara! Yo creo que estos dos ya no se tocan ni con un palo, y sus momentos más íntimos se tienen que reducir a la nada más absoluta. Pero como ya he dicho, esta triste situación está más próxima a la realidad que a la ciencia ficción, y si tiene que ocurrir (porque tarde o temprano todo llega), que sea más próxima a los 100 años que a los 40.

Por eso, desde este humilde rincón de la red, quisiera lanzar una advertencia a todas las parejas y matrimonios del planeta: no caigáis en el abandono (ni propio ni ajeno), no os dejéis arrastrar por la rutina (esa que irrumpe en nuestras vidas sin avisar) y no perdáis la ilusión hacia vuestra pareja (sí, la que tenéis delante).

Aunque parezca una tontería, aplicando sólo estos tres puntos, la relación de pareja continuará por el buen camino mucho más tiempo (espero que siempre), y para los que ya estéis por los senderos de la desertización, os ayudará a enderezar vuestras vidas y a que broten (de nuevo) aquellos sentimientos que, tiempo atrás, alguna vez existieron y que hoy permanecen sepultados bajo tierra.

La tentación (esa que se nos presenta a los hombres en forma de chica explosiva con escote de infarto y minifalda, y esa que se les presenta a las chicas en forma de tío cachas, embadurnado en aceite y con calzones que no dejan nada a la imaginación) tampoco es buena aliada de la pareja. No digo que cerremos los ojos y que nos estampemos de morros contra la primera farola que nos encontremos, pero si recomiendo que, por muchos cuerpazos de infarto que podamos ver por la calle, que el de nuestra pareja siempre sea el que más nos guste. Haced el esfuerzo.