Tercer nuevo autor que me
complace presentar en mi blog. Tal y como ya anuncié, durante cinco semanas
consecutivas iré reuniendo a destacados dibujantes de los que, aún, no había
tenido el placer de mostrar ninguna página original. El de esta semana es
Manuel Urda y, aunque creo que es un maestro que no precisa de presentaciones,
añadiré, brevemente, algunos datos acerca de su vida y carrera profesional.
Empecemos…
Urda (Manuel Urda Marín) nació en
Barcelona en 1888.
Sus primeros trabajos vieron la
luz en las revistas: “¡Cu-Cut!”, “Virolet”, “En Patufet”, “Monos” y
otras publicaciones de principios del siglo XX.
Por aquel entonces, en 1917,
apareció una nueva revista: “TBO”.
Urda comenzó a publicar aquí sus trabajos y, además, se convirtió en su primer
director artístico entre los años 1918 y 1922. Se puede decir que este autor se
pasó toda su vida trabajando para esta revista, pues sus numerosos personajes y
secciones se publicaron entre sus páginas hasta poco antes de fallecer en 1974.
De hecho, su último trabajo para esta revista se publicó en el número 751, el
17 de marzo de 1972.
Este autor también colaboró en “Pulgarcito”, “Yumbo”, “Nicolás” o “El Coyote”.
Urda era un magnífico rotulista y
cuidaba al máximo el detalle en sus páginas. Era un autor completo, ya que se
encargaba de los guiones, lápiz, tinta, rotulado, cabeceras… Lo único que no
salía de su puño era el color de las páginas, pero Urda se encargaba de poner
indicaciones a los grabadores para que éstos supieran qué tonalidad ponerle a
cada cosa.
En toda la trayectoria del autor
podemos hallar tanto páginas mudas como otras repletas de unos diálogos ágiles
y divertidos.
Con 84 años, aún entregaba a la
editorial una página a la semana. Cierto día, el director de “TBO” le recriminó que le temblaba el
pulso a la hora de dibujar, a lo que Urda, sin perder su sentido del humor, le
contestó: “No quiera usted saber la de
cosas que le van a temblar cuando tenga mis años”.
Aunque el tamaño de mi original
es más bien reducido, eso no resta atractivo y magnificencia a una página
realizada con esa notable maestría a la que Urda nos tenía acostumbrados.
Prestad especial atención a su peculiar forma de plasmar una historieta sin
necesidad de utilizar viñetas. Para quitarse el sombrero…
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