Con esta divertida ilustración,
de tintes veraniegos, quiero retomar mi carrera como dibujante. Tras una larga
ausencia, en la que me he dedicado a airear la mente y el alma y, durante la
cual, me he embarcado en la redacción de mi primera novela de terror, he vuelto
con las pilas bien cargadas.
Tras crear la portada para el
número 36 (el 14 en su versión digital) de la revista “Cretino”, hoy me atrevo a ilustrar una idea que no es mía (no
tengo por qué ocultarlo), que me resultó tan ingeniosa, tan sencillamente
ocurrente y, por qué no decirlo, que trataba sobre la región que me vio nacer,
crecer y desarrollarme, que me resultó imposible el poder resistirme ante
aquella genialidad.
La idea ha sido plasmada sobre el
papel de un modo sencillo, sin atiborrar la página con fondos ni gags
secundarios. Decidí prescindir de todos estos detalles y centrarme en la escena
principal en sí, protagonizada por un deshidratado padre y su inocente hijo,
quien plantea una cuestión tan difícil de responder como: ¿Qué fue antes, el
huevo o la gallina? ¿Por qué “separado” se escribe todo junto y “todo junto” se
escribe separado? o ¿Por qué las ciruelas negras son rojas cuando están verdes?
Estos chavales, siempre poniendo a sus padres en un severo compromiso…
Como broche final, un poco de
color y listo para servir.
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