Seguimos recopilando el sinfín de
seriales y personajes que han salido de la mente y lápiz del gran Francisco
Ibáñez. En esta ocasión, la serie a analizar es una que no tiene desperdicio
(después veréis por qué), cuyo título es algo muy propio del maestro: Ande,
ríase “usté” con el Arca de Noé.
Creada en 1960, y publicada hasta
el año siguiente en los primeros 49 primeros números de la revista “El Campeón de las Historietas”
(inicialmente llamada “El Campeón, la
revista del optimismo”) y en algún número de “El DDT”, narra las idas y venidas que se suceden entre los cuatro
muros de una más que extravagante agencia de animales. Su propietario, Don Noé,
hace lo imposible para ofrecer a sus clientes los bichos más singulares del
planeta. A su lado, la siempre cálida e incómoda compañía de Pepe, el empleado,
un hombre de cortas luces y devorador apetito. Y para cerrar el círculo, tal
vez el personaje más carismático de esta serie: el pulpo de Don Noé, un dócil e
inseparable cefalópodo de cuatro patas imitador de los mil gestos de su dueño.
En resumen, estamos ante unos
personajes que no tuvieron una vida muy próspera pero que nos dejaron un
divertido legado plagado de chistes surrealistas, situaciones disparatadas y un
sinfín de gags secundarios (protagonizados por unos animalillos de variada
índole) que se encargaban de adornar cada una de las viñetas que componían la
historia. Estamos en una época en la que Ibáñez, aún, se ocupaba de entintar
sus propios trabajos, y eso se nota en el resultado final de la página.
Para la realización de esta
serie, Ibáñez se inspiró en su mayor fuente de “iluminación” de la época: el
gran Vázquez y su serial La Osa Mayor, Agencia Teatral.
Don Noé y su pulpo.
Pepe.
Ande, ríase "uste" con el Arca de Noé.
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