Segunda ilustración que dedico al
tema de los yacimientos arqueológicos (ésta fue la primera: http://elblogdejuanantonioros.blogspot.com.es/2011/08/una-de-mis-grandes-pasiones-el-futbol.html),
y sobra decir que ésta es una de mis grandes aficiones.
Siempre he querido ser como
Indiana Jones, un aventurero arqueólogo que viaja de un sitio para otro en
busca de viejas ruinas y preciadas reliquias históricas. Como este sueño no se
ha podido hacer realidad (por lo menos, de momento), me conformo con visitar
aquellos yacimientos ya descubiertos y que resultan accesibles, disfrutar del
momento y sacar algunas fotos. En más de una ocasión, he intentado explorar
terrenos montañosos sin ningún éxito por mi parte, eso sí, jugándome el pellejo
alguna vez que otra, pero siempre intentando sobrevivir para luego contarlo.
En el dibujo de esta semana, he
intentado plasmar en el papel esta afición, llevándola, como siempre, al
extremo. Una guía turística (de muy buen ver), acompañada por su grupo de
excursionistas, intenta alcanzar la cima de una montaña, con el objetivo de
visitar y fotografiar uno de los yacimientos ibéricos más ricos en cerámicas de
nuestro país. Con lo que no contaba el grupo era que, al llegar a la elevada
cima, no iban a encontrar nada de lo que andaban buscando. El motivo: un
anónimo desaprensivo (alias: Don Emilio) se ha encargado de cargar su vieja furgoneta
hasta las asas con las valiosas piezas que allí descansaban desde hacía miles de
años, hasta ese día.
La parte picante de la historia
se la lleva ese montañista aficionado que intenta verle la ropa interior (en el
caso de que ésta llevara) a la chica que va guiándoles hasta dicho yacimiento.
Una de dos: o el tipo es muy hábil y la chica no se percata de sus perversos
actos, o sí que se da cuenta pero se deja babear por aquel imprudente y
descarado mirón. Y es que, querida amiga, una minifalda no es la indumentaria
más adecuada para irse a escalar monte, a menos que quieras tener todas esas
partes bien aireaditas…
En esta ocasión, los habituales
animalillos secundarios son sustituidos por jarrones y vasijas de barro
parlantes, y por unos astronautas con severos problemas en su nave.
¿Alguien da más?
Buena historieta que ilustra lo que muchas veces va pasando con el patrimonio. ¡El expolio es un delito! Bueno, espero que no pillen a Don Emilio y que lo podamos ver en otras historietas. La representación artística está muy bien. ¡Enhorabuena!
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