Existe otro Nicolás. El creador
de los mundos multicolor de La Gorda de las Galaxias, Don Marino y su submarino o Blanquito,
el hombre de las nieves, nos ha demostrado que también se puede dibujar
utilizando las palabras. Muy pocos pueden elogiarse de hacerlo. Nicolás nos ha
enseñado que el color de los lápices también se puede esconder en las letras
del abecedario, que el dolor también puede ser dulce y la felicidad puede
volverse amarga, y nos ha demostrado que el sol puede brillar en la noche y las
estrellas lucir durante el día. Nada es imposible en su mundo.
Dando rienda suelta a los
sentimientos que afloran en su corazón, Nicolás Martínez Cerezo ha escrito: Kubelik, El dulzor de los alacranes y, desde febrero de 2014, la novela
vivida Mientras Annabel me abraza,
entre otros muchos trabajos. Ya entrevisté a Nicolás en agosto de 2014, pero no
pude explorar todos sus mundos en aquellas 17 preguntas. De hecho, dejé muchas
cosas olvidadas en el tintero. Por este motivo, el pasado lunes 9 de marzo
(2015), volví a entrevistar a Nicolás, esta vez, centrándome en su vocación
como escritor. Podrían haberse contado por cientos las preguntas que rondaban
por mi mente ansiosas de una respuesta; podría haber surgido un diálogo que
fácilmente hubiese ocupado las mismas páginas que una novela, pero mi propuesta
podía llegar a ser agotadora. Así que opté por dejar algunas puertas abiertas.
Tal vez, ese compañero de viaje que es el destino, me brindara una nueva
oportunidad de entrevistarle una tercera vez.
El testimonio que se plasma a
continuación demuestra que Nicolás sí es profeta en su tierra, que su vida está
envuelta por un mágico alo de misterio y que sabe pintar con los colores del
alma. Nicolás, el amigo con espíritu de niño eterno, el Peter Pan que siempre
se negó a crecer, ha abierto su corazón para este humilde blog y espero que el
resto de los mortales le corresponda como es debido. Gracias, una vez más…
1ª-¿En
qué te inspiras para escribir?
En mi vida misteriosa desde el
principio, un misterio mágico, hermoso, terrible.
2ª-¿En
qué momento del día tu mente vuela con mayor libertad?
No conozco fronteras del tiempo,
no conozco fronteras de nada, mi alma no tiene relojes, sólo alas volando,
riendo, llorando.
3ª-¿Qué
principales dificultades te puedes encontrar mientras te encuentras inmerso en
el mundo de la escritura?
No encuentro dificultades, sólo
el dolor de lo que estoy contando, el hermoso dolor del amor inmenso, infinito,
imposible, inútil.
4ª-¿A
qué autores admiras y cuáles te sirven (o han servido) de inspiración?
Los poetas: Lorca de Nueva York y
del paseo de Buster Keaton; Alberti del cine cómico; Luis Cernuda naciendo el
21 de septiembre de mi hermana del alma. La generación Beat, los poetas del
rock: Patti Smith, Lennon, Dylan, Jim Morrison, Syd Barrett, Marc Bolan, Bowie.
Y los maestros mágicos: Rimbaud, Baudelaire, Poe, “Annabel Lee” por encima de
todo.
5ª-¿Qué
surgió antes, el dibujo o la escritura?
Surgió un niño mágico escribiendo
en el aire, dibujando en el cielo, viviendo en los sueños el hermoso misterio
del amor sin límites, mágicamente imposible.
6ª-¿Existe
relación entre ambos mundos (dibujo y escritura)?
En mi universo sin fronteras es
un mismo vivir, una misma aventura de inocencia, sangre, resplandor y lágrimas.
7ª-No
sólo eres poeta en tus escritos, sino también en tus dibujos. Tus ilustraciones
(tanto a color como en blanco y negro) son auténticos poemas gráficos.
Gracias, me lo dices divinamente
y es la verdad de la luna. Soy ese niño celeste, marino, viviendo la poesía,
toda.
8ª-¿Qué
te impulsó a probar suerte en el mundo de la literatura?
Mi alma, un pájaro blanco amando,
soñando, dibujando palabras y milagros.
9ª-¿Cuál
es el libro que más has tardado en escribir y por qué?
La novela que desde febrero de
2014 estoy escribiendo y viviendo, el amor sin fin que semanalmente voy
narrando en cartas a Luis Alberto de Cuenca, el amor imposible que nunca acaba,
de tan hermoso, de tanto corazón sangrando.
10ª-De
todas las novelas que has escrito, ¿cuál es tu favorita?
Esta última, mi alma definitiva,
el milagro surgiendo de pronto con ciervos blancos y muriendo como mueren de
luz los ángeles.
11ª-¿Con
qué género te sientes más cómodo a la hora de redactar una novela?
Son novelas sin leyes, sin más
ley que el no tenerla. La vida latiendo libre, con su humor de payaso blanco,
con sus lágrimas de payaso negro, con su misterio de ciervos asesinados.
12ª-¿Son
libros autobiográficos?
Mi vida naciendo, muriendo,
sintiendo la luz de un helado de nata al alba.
13ª-Un
autor se hace inmortal al paso del tiempo justo después de escribir su mejor
obra. ¿Consideras que ya has escrito tu obra maestra o, por el contrario, aún
está por llegar?
Viviendo el mágico amor imposible
viví mi gran novela maldita, “Kubelik”
(1990), luego mis memorias “El dulzor de
los alacranes” (1996), ahora el desembocar de ambas, mi novela vivida de
ahora, el milagro roto, precioso, desangrándose como Víctor Jara.
14ª-¿Es
fácil plasmar un mundo multicolor en palabras?
Es muy fácil con los colores del
alma.
15ª-Has
escrito casi de todo: novelas, ensayos, relatos, misterio, enciclopedias,
memorias, cartas, humor, poesía… ¿Qué terreno te queda por explorar?
El misterio del último día, quizá
el primero.
16ª-Tus
novelas han sido veneradas por Luis Alberto de Cuenca, Ángeles Caso o Terenci
Moix y, aún así, son malditas porque nunca han llegado a publicarse. ¿Qué nos
estamos perdiendo?
La vida brotando como agua clara,
el amor puro sangrando todas las luces.
17ª-Como
tú mismo has dicho, todo lo que has escrito lo has hecho para comunicarte y el
mundo te lo ha prohibido. ¿Tan cruel es el ser humano o es que no sabe
escuchar?
Es sólo la tierra de las paredes,
el mundo de las piedras sin alma. Dices inocencia y llora una niña asesinada.
18ª-¿Podrías
adelantarnos si estás trabajando en algún proyecto futuro?
Seguir escribiendo esa novela
vivida, esperando que vuelva el milagro que no volverá nunca.
19ª-Como
conclusión final, me gustaría pedirte que nos regalaras unas palabras tuyas.
Exprésate, eres libre…
Mis palabras en un espejo, Luis
Alberto de Cuenca diciéndome en una postal de Bronzino –Cupido besando a
Venus-: “Querido Nicolás, sigo tu novela con el mayor interés, al estilo del sultán
Shahriar de Las mil y una noches
escuchando a su Scheherezade”.
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