Sigamos sacando a relucir el lado
más gamberro de ese maestro del cómic por excelencia que es Francisco Ibáñez.
Hoy centraremos nuestras miradas en la portada que realizó para el número 19 de
la todavía viva colección “Top Cómic
Mortadelo”.
Ésta es una compilación de tomos
muy recomendable, ya que recopila dos aventuras largas de Mortadelo y Filemón
junto a diverso material adicional compuesto de chistes y demás situaciones
creadas a raíz de imágenes de corta y pega. Para los primeros números, Ibáñez realizaba
una portada nueva, algunos dibujos creados expresamente para cada número
entremezclados en las páginas centrales e, incluso, una pequeña ilustración que
hacía las veces de contraportada. Una vez iniciada la colección, bien por idea del
propio Ibáñez o por imposición editorial, aparecieron nuevas aventuras de
Rompetechos. Con el tiempo, desaparecieron las imágenes que servían de contraportada,
siendo reemplazadas por una ilustración que se ha ido repitiendo hasta hoy.
Después fueron desapareciendo las ilustraciones interiores y, ya por último,
las nuevas peripecias del personaje más querido y cegato de todos los creados
por Ibáñez. Por suerte, las portadas siguen siendo nuevas con cada número,
atractivo que hace que continúe comprando y ampliando mi colección que ya anda
por el número 58.
Aclarado este punto (siento lo
extenso del texto), ya nos encontramos en disposición para analizar la portada
del presente Top Cómic 19.
No hay que ser muy avispado para
darse cuenta de por qué esta portada ha sido incluida en esta sección. Aquí vemos,
en primerísimo plano, a Mortadelo disfrazado de Superman con el culete al aire
y, tras él, su precavido jefe que trata de meterle en vena (digámoslo así para
no ser muy groseros) una buena dosis de “anticryptonite” en forma de “suppository”.
No hay más que ver la cara de sufrimiento de Mortadelo para concienciarse de
que el remedio puede llegar a ser más doloroso que la enfermedad. Y es que,
seamos realistas, por muy Superman que éste se crea, ¿cómo demonios va a entrar
“eso” por “ahí”?
Luego, como segundo plato del
día, tenemos al monigote con la firma de Ibáñez haciendo fotos, a diestro y
siniestro, como si no hubiera un mañana. ¿Adivinan hacia dónde apunta con el
objetivo? Sí, lo han acertado, y es que tampoco es que se esconda mucho el
señorito.
Y para cerrar la sesión, nos
encontramos con esa enamoradiza avispita que más le valdría visitar al oculista
de vez en cuando antes de ir dando su teléfono por ahí a cualquiera. Y yo me
pregunto… ¿qué aspecto tendrá su apuesto galán: chico “alto” y “fuertote” o
mequetrefe “arrugado” y “canijo”? Nos quedaremos con la duda y con este juego
de palabras.
Sin duda, una muy divertida
portada que hará las delicias de unos y pondrá los pelos de punta a otros. A
mí, personalmente, me encanta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario