Una semana más, continúo
repasando esa lista que incluye los nombres de aquellos autores que tuvieron la
gentileza de unirse al aniversario de este blog gracias a sus extraordinarias
colaboraciones. Hoy centraré mi atención en Juan Manuel Muñoz (mano derecha de
Francisco Ibáñez a lo largo de las últimas tres décadas), a quien me gustaría
agradecer públicamente su participación, a pesar de que ya lo hice a modo
privado.
La máquina creativa de Ibáñez no
para, encadenando el final de una aventura con el comienzo de otra nueva. A sus
80 años, su mente y su mano derecha siguen tan frescos como lo estaban hace
medio siglo y, su fuente de inspiración, claramente desbordada de nuevas ideas,
parece no conocer obstáculo alguno. El trabajo de Muñoz consiste en pulir los
dibujos a lápiz creados por el maestro y, una vez están a su gusto, pasarlos a
tinta. Contando esto no pretendo otra cosa que demostrar que la agenda personal
de Muñoz debe hallarse al borde del colapso, aún así, quiso obsequiarme con una
ilustración muy cuidada y divertida, repleta de detalles y gags secundarios y
protagonizada (a petición mía) por Chicha, Tato y Clodoveo, aquellos muchachos
alocados que Ibáñez creó en la década de los ochenta tras marcharse de
Bruguera, ya que, Mortadelo y Filemón pertenecían, por coj…, perdón, por
contrato a la antigua editorial.
Es para mí un orgullo disponer de
un original como este en mi colección, ya que estos personajes llevaban mucho
tiempo dormidos (su última aventura se publicó en 1990) y han despertado,
expresamente, para estar presentes en este blog.
(Foto: Facebook).
Muñoz (Juan Manuel Muñoz Chueca)
nació en Barcelona en 1961. En 1978, empezó a trabajar para Editorial Bruguera,
en un primer momento, pasando a tinta las páginas a lápiz de otros dibujantes
(personajes como El profesor Tragacanto, Deliranta Rococó, El botones Sacarino,
Rompetechos, etc. han pasado por sus manos) y, más tarde, encargándose de
realizar historietas completas (lápiz y tinta). Por aquellos entonces, además,
Muñoz empezó a codearse con algunas agencias de publicidad y dibujó diversas
aventuras de Bamse, personaje infantil publicado en Suecia.
Su relación con Bruguera se
truncó hacia 1984, o bien, en 1985, con el cierre definitivo de la editorial,
empezando a trabajar entonces para Grijalbo, casa que también se había
encargado de fichar al mismísimo Francisco Ibáñez. Allí se ocupó de las tintas
de Chicha, Tato y Clodoveo, nuevos personajes creados por Ibáñez para esta
editorial y publicados en la revista “Guai!”,
ya que, como he comentado más arriba, por problemas de derechos, el maestro no
podía seguir dibujando ni a sus dos personajes más populares (Mortadelo y
Filemón) ni a ningún otro, pues, por contrato, eran propiedad de Editorial
Bruguera.
Portada del número 117 de la revista "Guai!" protagonizada por Chicha, Tato y Clodoveo y realizada, íntegramente, por Muñoz.
Muñoz también se ocupó del
entintado (y del lápiz de muchas de sus páginas) de otra nueva serie creada por
Ibáñez para la citada revista. Hablamos de 7, Rebolling Street, nueva vuelta de
tuerca a su mítica 13, Rue del Percebe. A partir de entonces, Muñoz se
convertiría en el ayudante habitual de Ibáñez (salvo pequeñas excepciones),
colaboración que se ha ido extendiendo a lo largo de los años hasta la
actualidad. Esas excepciones las encontramos una vez iniciada la década de los
noventa, fecha en la que Muñoz empezó a trabajar para Egmont Group dibujando
diversos personajes de la factoría Disney entre 1994 y 1997.
En 1988, tras una dura batalla a
capa y espada, Ibáñez logra recuperar los derechos sobre sus personajes, empezando
a desarrollar nuevas aventuras de su pareja de agentes de la T.I.A. apoyado, de nuevo, por
la colaboración de Muñoz.
Además de su labor como dibujante
de cómics, Juan Manuel Muñoz también ha trabajado como diseñador de logotipos
para distintas empresas e, incluso, ha dejado su sello en el mundo de la
animación realizando storyboards para series como The King Arthur´s disasters,
Dougie o Tex.
Siguiendo una tradición impuesta
por mí mismo, formulé a Muñoz una entrevista que respondió con toda la atención
del mundo. Sus brillantes respuestas arrojan luz a una carrera profesional
impecable, a una vida dedicada a la historieta y, sobre todo, vinculada a
Mortadelo y Filemón (aunque su nombre no haya aparecido NUNCA en ninguna parte),
y nos acercan un poco más hasta este amigo a quien admiro rotundamente y que
bien se merece todo reconocimiento o distinción. Si Ibáñez decidiera algún día
jubilarse (hoy por hoy, parece que mucha intención no tiene), Muñoz sería el
más indicado para recoger el testigo ya que lleva a su lado más de 30 años. Sugiero
que leáis la siguiente entrevista con mucha atención, hay detalles contenidos
en la misma que no conviene pasar por alto.
1ª-
Echemos un vistazo al pasado: ¿Dónde y cuándo empezaste a publicar tus primeros
trabajos? ¿Qué recuerdos te vienen a la mente de aquella época?
Comencé en la editorial Bruguera
cuando tenía 16 años. Un día, y tras mucho dibujar en mi casa desde niño, hice
un curso por correspondencia de CEAC que era "dibujante humorístico
completo". Me sirvió para aprender las distintas técnicas y conocer más a
fondo cómo era esta profesión que me atraía desde siempre. Tras hacerlo,
preparé muestras de un personaje mío y mi padre me llevó a la editorial una
mañana. Me recibió Sanchís, el entonces director artístico, y tras mirarse
detenidamente lo que había llevado me hizo hacer pruebas en mi casa. Dibujaba
personajes y luego los entintaba, e iba cada varios días a enseñárselos. Me los
corregía y daba consejos para mejorar hasta que un día me dio mi primera página
que era de Pillo y Bollo, unos personajes de Jorge David, quien trabajaba en el
estudio que había en la redacción junto a otros más como Toni Bancells o Tino
Santanach...
2ª-
¿Cuál fue tu primer dibujo o página que te publicaron?
Como trabajo de entintado fue esa
página de Pillo y Bollo. No obstante, lo primero y único que publiqué en
Bruguera fue años después y era una tira vertical con tres chistes, creo
recordar, y se llamaba "Julito y familia". No fueron muchas ya que el
trabajo con los álbumes de Mortadelo, Sacarino, etc., no me dejaba tiempo
prácticamente. Fue una oportunidad que me dio Ana María Palé, la entonces
directora de publicaciones.
3ª-
Imagino que la pasión por el dibujo te viene desde muy temprana edad…
Sí, claro. Siempre estaba en el
cole haciendo dibujos cuando tenía un rato libre y, por supuesto, en la
asignatura de dibujo y, aunque quede feo decirlo, era un alumno muy aventajado.
Mi profesor de dibujo de La
Salle (siempre estudié allí) era una gran persona y me animó
siempre a continuar por ese camino y siempre se lo agradeceré.
4ª- ¿A
qué te dedicabas antes de convertir el oficio de dibujante en tu profesión?
Estudiaba, como era lógico, con
16 años. A los 18 acabé la Formación Profesional de Delineación, estudios
que estuve compaginando con mis primeros años en Bruguera.
5ª- A
finales de los setenta empezaste a trabajar para Bruguera, ¿cómo surgió esta
colaboración?
Como ya he explicado anteriormente,
un buen día me llevó mi padre a la editorial y me presenté sin más buscando
empezar en esta profesión. Supongo que Sanchís vio que tenía potencial y me dio
una oportunidad que debo agradecerle siempre.
6ª- ¿Qué
relación tenías con los dibujantes de esta casa?
Hombre, yo era muy jovencillo y
allí en la salita de espera me cruzaba con algunos y los saludaba. Unos
esperaban como yo para entregar el trabajo, como Edmond, Tran, Schmidt,
Rovira…, y otros entraban a la redacción sin más como Raf y, evidentemente,
Ibáñez. Alguna vez recuerdo haber estado con algunos de ellos en un bar junto a
la editorial tomando una cervecita, cosa que era habitual para ellos el día de
entrega y juraría que era los miércoles. Si no me falla la memoria, el bar
estaba en una esquina al lado y se llamaba La
Roda. Esto ocurrió en dos o tres ocasiones.
Me queda todo muy lejano y borroso en el recuerdo ya que han pasado más de 30
años... Bueno, más bien 35.
7ª- Te
iniciaste en esta editorial pasando a tinta las páginas a lápiz de algunos de
los más grandes dibujantes de la casa. ¿Qué sentías al tener en tus manos
originales de estos monstruos de la historieta? ¿Imponía?
Evidentemente, al tener esos originales
encima de mi mesa me daba mucho respeto, claro. Siempre con el miedo de si lo
iba a hacer bien y con infinita paciencia.
8ª- Tu
relación con Bruguera se prolongó hasta el cierre definitivo de la editorial.
¿Cómo veías tu futuro entonces?
Fueron unos tiempos complicados. Estuve
sin cobrar y trabajando nueve meses como todos los colaboradores, y con la
amenaza de que no cobraríamos jamás si deteníamos el trabajo. Al final cobré
todo lo adeudado mediante una extraña maniobra en la que entregábamos en un
despacho en el Paseo de Gracia donde tenía la sede un ente llamado Producciones
Editoriales. Supongo que fue algún apaño de la editorial. Allí, la persona que
estaba era Montse Vives, que había sido subdirectora de publicaciones con Ana
María Palé. La verdad es que recuerdo de aquellos tiempos dos reuniones. Una
con gente de UGT, a la que acudimos muchos profesionales (guionistas,
dibujantes, traductores, etc.), y entre ellos Ibáñez, cuando la cosa empezaba a
estar complicada. La otra, en la propia editorial, con el gerente, que mira por
dónde se llamaba Conde, y en la que estaban todos los dibujantes y guionistas
además de un servidor y Lourdes Martín y en la que se nos comunicó que debido a
la falta de liquidez de la empresa sólo liquidaría en aquel momento la deuda
que tenían con Ibáñez, y que si no recuerdo mal era de unos nueve millones de
pesetas de entonces. Se justificaban diciendo que él era quien aportaba con sus
personajes la mayor parte de los ingresos de la editorial. Ni que decir tiene
que se armó un lío considerable y hubo gritos y una fuerte discusión con el
representante de la editorial. Raf, por ejemplo, se fue cabreadísimo dando un
portazo y le siguieron otros más. Era comprensible ya que se sentía ninguneado
en comparación a Ibáñez, y otros, lógicamente, se sintieron igual. Tiempos muy
convulsos como he dicho antes.
9ª-
Enseguida conseguiste fichar por Grijalbo, donde te encontraste con algunos
viejos amigos, entre ellos, Francisco Ibáñez. ¿Cómo fue este reencuentro?
Pues bueno, contacté con Ana
María Palé y me ofreció trabajar para Grijalbo mediante su agencia Liter Art.
Ella se había ido de Bruguera hacía unos meses y era la agente de Ibáñez. Así
que comenzamos a trabajar de esta manera.
10ª- En
el mismo momento que empezaste a trabajar para esta editorial comenzó tu
colaboración con Ibáñez, pasando a tinta a sus nuevos retoños Chicha, Tato y
Clodoveo. ¿Se echaba de menos a Mortadelo?
Sí, claro. Comencé con Chicha,
Tato y Clodoveo a partir del segundo álbum ya que el primero lo había hecho íntegramente
Ibáñez. Además también dibujé y entinté 7, Rebolling Street y, posteriormente,
volvimos a dibujar Mortadelo y Filemón, sólo que la revista se llamó Yo &
Yo, debido a que los derechos de la cabecera y los personajes no los había
recuperado Ibáñez aún. Una vez el grupo Z llegó a un acuerdo y ediciones B
comenzó a publicar de acuerdo con él, todo volvió a la normalidad.
11ª-
Como ya has comentado, también te ocupaste de otra nueva serie del maestro: 7,
Rebolling Street. Muy poca gente sabe que Ibáñez sólo dibujó las primeras
páginas y luego pasó a un segundo plano ocupándose de los guiones y dejando el
dibujo en tus manos y en las de otro chico.
Sí, como ya he explicado, hice
bastantes, y también otro chico más joven que entró a trabajar en la agencia y
creo que se llamaba Ramón Bernardó.
12ª- Y
después volvisteis, de nuevo, a la carga con Mortadelo y Filemón, tras
recuperar Ibáñez los derechos sobre sus personajes. ¿Cómo viviste todo aquello?
Bueno, una vez todo volvió a una
situación estable con los derechos, se reanudó la producción de álbumes de
Mortadelo y el proceso de trabajo, dependiendo de la prisa, se hacía de dos
maneras: Ibáñez me pasaba las páginas a lápiz, más o menos plantado, y luego
las redefinía y redibujaba hasta dejarlo listo para el pasado a tinta, que
hacía otra persona. En otros álbumes, debido a que había que compaginar con los
de Chicha, Tato y Clodoveo, Ibáñez grababa en cinta de cassette el guión y Ana
María lo transcribía a papel y yo dibujaba completamente la historia. Posteriormente
lo entintaba total o parcialmente. Este sistema no funcionaba muy bien porque
la transcripción al papel no era muy adecuada y no estaba bien descrita la
acción y las secuencias no estaban correctamente distribuidas, lo cual, me
obligaba a estar solucionando por mi cuenta multitud de incongruencias y
llamando en múltiples ocasiones a Paco para aclarar entuertos en la acción (hay
que hacer constar que Ana María Palé no era guionista y hacía lo que podía). Ibáñez
se cabreó y se dejó de hacer.
13ª-
Tras el regreso de estos dos agentes de la T.I.A., ¿qué fue de Chicha, Tato y Clodoveo y 7,
Rebolling Street?
Durante un tiempo, y como decía en
la anterior respuesta, se simultaneaban los álbumes de ambos personajes,
mientras yo me ocupaba de Mortadelo, Ramón hacía lo propio con Chicha, Tato y
Clodoveo junto a Lourdes Martín, que algún tiempo más tarde decidió irse y nos
quedamos los dos solos. En un momento determinado que no puedo situar en mi
recuerdo, se dejaron de hacer, supongo que por imposibilidad de tiempo y porque
Mortadelo tenía un tirón en las ventas mucho mayor.
14ª-
Para Egmont, dibujaste a varios personajes de la factoría Disney. ¿Cuál era tu
favorito?
Sí, años después, y tras nacer mi
primer hijo (después de semanas de no dormir y siendo muy complicado trabajar
en casa), contacté con unos amigos compañeros de profesión que había conocido
en unos cursos de animación y me fui con ellos a trabajar compartiendo estudio.
Ellos dibujaban cómics de los clásicos de Disney y me animé a intentarlo y
hacer un cambio. Así que, durante unos tres años, dibujé a Mickey, Minnie,
Gooffy, etc., para la editorial Egmont. Fue una buena experiencia, pero eran
tremendamente exigentes (vulgarmente los llamaría "tocapelotas") y
volví a llamar a Ibáñez, que tenía una chica que le entintó esos años. Al poco
tiempo me llamó y me ofreció volver a trabajar con él porque según me comentó
no había quedado muy satisfecho de cómo lo hacía esa otra persona. A mí me
encantaba dibujar a Gooffy.
15ª- Me
gustaría destacar también tu trabajo en el mundo de la animación. ¿Son muy
distintos el mundo del cómic y el de los dibujos animados?
Hice algo en animación para una productora
llamada Pegbar, uno de cuyos propietarios fue profesor de animación en los
cursos que antes mencioné. Trabajé en la serie "El fantástico mundo de
Minus" y también en algunos planos de la primera época de "Las
trillizas". Evidentemente, la animación y el cómic tienen muchas cosas en
común, aunque quizás la animación te exige aún más horas y dedicación pero, por
otro lado, se trabaja en equipo, lo cual es muy motivador.
16ª- ¿A
qué autor o autores admiras? ¿Cuáles te sirvieron y te sirven de inspiración?
Aparte de, lógicamente, Ibáñez y
Raf, muchos autores de la época Brugueriana y también me ha encantado siempre
el estilo franco-belga, del estilo de los de la revista Spirou (Franquín, Roba,
Deliége, etc.), y por supuesto a Uderzo.
17ª-
Imagino que, después de tantos años juntos, Ibáñez y tú seréis como uña y
carne, llegando a confiar plenamente en tu trabajo. ¿Existe alguna diferencia
entre sus páginas a lápiz de hoy en día de las de antes?
Los personajes han ido
evolucionando a lo largo de estas décadas, como es lógico. El lápiz de Ibáñez
ha cambiado y me lo ha ido dejando más suelto, y también ha ido cumpliendo años,
y eso afecta, quieras que no, pero sigue teniendo un magnífico trazo y una
capacidad de trabajo envidiable que ojalá tenga yo a su edad.
18ª- A
estas alturas de la vida, creo que ya se debe estar hablando acerca de un digno
sucesor para continuar con las aventuras de Mortadelo y Filemón, aunque, según
palabras del propio Ibáñez, no tiene planteado jubilarse hasta dentro de 30 o
40 años.
De momento él no piensa parar, y
hace poco me comentaba que, en comparación con Uderzo, que entonces tenía 85
años más o menos, él era "bastante más joven"... ahí lo dejo.
19ª- Has
dibujado casi de todo. ¿A qué personaje te gustaría enfrentarte y aún no lo has
hecho?
Hombre, de todo no... De Ibáñez
los he dibujado todos, pero me hubiera gustado dibujar en mi época Disney a
Donald, aunque debo confesar que poder haber animado o dibujado cómics de la Warner como Bugs Bunny, el
Correcaminos y el Coyote, Silvestre y Piolín, Porky, etc., me encantaría. Francamente,
me gustan mucho más que Disney ahora que no nos oye nadie... je, je.
20ª-
¿Eres exigente contigo mismo a la hora de trabajar?
Mucho. Siempre lo he sido y en
todo lo que hago. Es bueno para ir mejorando y no acomodarse, pero también te
crea a veces ansiedad y malos ratos cuando no te parece que está lo
suficientemente bien el resultado de tu trabajo.
21ª-
¿Junto a qué grande del cómic te hubiese gustado trabajar?
Pues seguramente haber trabajado
con Uderzo hubiera sido fantástico.
22ª- Y
para concluir, a pesar de los adelantos que nos ofrece la tecnología hoy en
día, sigues empleando la plumilla y los rotuladores para el entintado de las
páginas. ¿Crees que las nuevas tecnologías llegarán a sustituir el método
tradicional?
Sigo usando materiales y
herramientas tradicionales aunque también uso para otras cosas la tableta
digital y el ordenador, claro. El dibujo digital te permite corregir las veces
que sea necesario y para el color ya se usa en las páginas de Mortadelo desde
hace muchos años. De todas formas, el tacto del papel no tiene nada que ver con
trabajar sobre la pantalla de una Wacom Cintiq o similar. Es otra sensación,
pero no descarto hacer digitalmente los cómics algún día, aunque de momento el
método debe ser el tradicional, como quiere el maestro.
Impresionante ilustración de Chicha, Tato y Clodoveo realizada por Muñoz a petición mía y que sirvió para conmemorar el 5º aniversario de este blog.
P.D.: Todas las imágenes empleadas en esta entrada (excepto su foto y el dibujo personalizado) han sido extraídas del blog y la Web de Juan Manuel Muñoz.
Gran entrevista. Muchas gracias por ella.
ResponderEliminarMuy buena la entrada Juan. Muñoz es un excelente dibujante y una gran persona. No es lógico que a día de hoy no se reconozca su trabajo. En el fútbol para que un equipo gane no basta con un delantero supergoleador de tropemilcientosmillones...
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