sábado, 12 de septiembre de 2015

GUÍA PARA HACER UNA BUENA PELÍCULA NARRADA POR EL MISMÍSIMO STEVEN SPIELBERG



El número 37 (15 en su edición digital) de la revista “Cretino Digital” (puesta en circulación desde el pasado 28 de febrero (2015)) estuvo dedicado al mundo del celuloide. Un servidor, tras unos severos ejercicios de precalentamiento, se lanzó del trampolín dibujando la cubierta de dicho número y una historieta de dos páginas. Dicha portada ya fue expuesta en esta sección pocos días después de su oficial puesta en circulación, tanto en habla hispana como inglesa y francesa. En ella aparecía un Sylvester Stallone un tanto tontorrón metido de lleno en el papel de Rocky Balboa (sirva esta ilustración para rendir homenaje a este inmortal personaje cinematográfico).




No voy a extenderme más de lo ya redactado comentando esta portada puesto que ya se dijo todo (o casi) acerca de ella en la anterior entrada que le dediqué. Poniéndome en la piel del lector, creo que también sería repetitivo y aburrido volver a leer una información anteriormente facilitada. Así que, sin más rodeos, centrémonos en la primera página de aquella historieta que bauticé con el extenso título de Guía para hacer una buena película narrada por el mismísimo Steven Spielberg.

Con el prestigioso director y productor hollywoodiense como improvisado narrador de la historia (en un primer momento, éste iba a ser un trabajo para Pedro Almodóvar, pero me dio plantón en el último momento y todavía sigue sin cogerme el teléfono), diseñé una historieta de dos páginas divertida, fresca y muy dinámica. Aunque el planteamiento es el mismo que en otras colaboraciones anteriores para esta misma revista (sucesión de chistes varios con el nexo común expuesto en el título de la historia), aquí cabe destacar el juego realizado con los contornos de cada viñeta y mi particular enfoque sobre los pasos a seguir a la hora de realizar una buena película (aunque éste sólo sea un modesto punto de vista aderezado con mi personal sentido del humor).

No voy a adelantar nada, permitiendo que sea el lector quien se sumerja en la lectura de este primer folio y aguarde impaciente la publicación de su conclusión dentro de 7 días.



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