De
nuevo estamos ante un personaje nacido para el mundo de la publicidad. La
fábrica de chocolates de la marca Nogueroles designó a Ibáñez, entre otros,
para que se encargase de trasladar su particular mascota al mundo de la
historieta. Cabe destacar que, en la década de los sesenta, se puso muy de moda
que cada casa comercial tuviese su propia mascota, la cual, hacía las veces de
imagen de empresa y, a su vez, de reclamo publicitario.
Así,
en abril de 1962, y tras algunas entregas firmadas por Ganzón, salieron a la
luz, al menos, un par de historietas (no) firmadas por Francisco Ibáñez,
tituladas: Kitín, el amigo de los niños,
publicadas en el número 572 de la revista “El
DDT” y en el 1617 de “Pulgarcito”.
Página de Kitín dibujada por Ganzón.
Como
el hábil lector habrá podido comprobar, ese tal Kitín era un tipo muy poco
agraciado y, por lo tanto, el esfuerzo por trasladarlo al papel debía ser
descomunal. A diferencia de otros dibujantes que plasmaron al personaje tal y
como había sido parido (con sus imperfecciones y defectos), Ibáñez trató de
llevarlo a su terreno, otorgándole un aspecto más lozano y más propio a su
estilo, pareciéndose más al botones Sacarino que a Kitín.
Cabecera de la serie.
Kitín.
Página dibujada por Ibáñez, publicada en "El DDT" nº 572.
Otra historieta de Kitín, también de Ibáñez, publicada en el "Pulgarcito" nº 1617.
Bien
por la aplastante acumulación de trabajo que se iba apilando sobre su mesa, o
bien, por el descontento provocado por tener que llevar este extraño personaje
al papel, el maestro abandonó esta serie de inmediato, pasándole el testigo a
Manuel Vázquez, quien se encargó de Kitín a lo largo de varios números con mucho
menos acierto que su amigo Ibáñez.
Varias aventuras de Kitín, esta vez, dibujadas por Vázquez.
P.D.:
Según cierta información que he podido averiguar gracias a Internet, las
aventuras de Kitín ya aparecieron varios años antes en la revista “Chicos”, más concretamente, en 1949.
Rafael Gordillo fue el encargado de dibujar al individuo y, según ciertas
teorías, también pudo ser su creador. Independientemente a su incierta autoría,
yo me pregunto: Un niño al que le faltan varios dientes, ¿es la imagen más
adecuada para anunciar una marca de chocolates? No hay duda de que estos
señores eran, ante todo, sinceros.
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