El original que cuelgo esta
semana en las paredes de mi museo virtual es el primero que muestro del genial
dibujante Antonio Pérez García, conocido popularmente como Carrillo (añadir que
en su firma utilizaba el segundo apellido de su padre). Publicada en 1984 en el
número 563 de la revista “Zipi y Zape”,
de Editorial Bruguera, esta bonita página (la única que poseo de esta historia
bautizada con el nombre de El collar)
tiene unas dimensiones de 38,5 x 26,5 centímetros.
Como viene siendo habitual cada vez que presento a un nuevo autor en esta
sección, expongo una interesante información para que podamos conocer un poco
mejor al maestro Carrillo, creador del inolvidable Capitán Pantera.
Carrillo (Antonio Pérez García)
nació en Málaga en 1931. En la década de los cuarenta, se matriculó en la
escuela de Bellas Artes, formación que compaginó con los estudios. En aquella
época, y en sus primeros trabajos, su estilo se vio muy influenciado por los
trazos de Alex Raymond y Emilio Freixas.
Fue a partir de 1952 consiguió
publicar sus trabajos en la revista “Diez
Minutos”. Entre 1952 y 1953, para Gráficas Espejo, colaboró en la revista “Cuadernos Ilustrados de Sucesos”. Justo
al año siguiente (1954), creó a uno de sus personajes más emblemáticos: El
Capitán Pantera, publicado, por vez primera, en la revista “Chicos” (que, por aquellos entonces, gozaba de su tercera época),
de Ediciones Cid. Desde 1955, para Editorial Rollán, participó en la serie Aventuras
del FBI, sustituyendo a Luis Bermejo (autor de muy dilatada carrera que abordó
distintos géneros, entre los que destacan el de aventuras y el de acción).
Un año después (1956), fichó por
la todopoderosa Bruguera, para la cual, se centró en la producción de trabajos
enfocados al público femenino. Así nacieron Martita y su papuchi o Las chicas
de Carrillo (ambas, aparecidas en 1958), series publicadas en las revistas “Selecciones de Humor de El DDT” y “Can Can”, respectivamente. Pero sus
trabajos no sólo se centraron en Bruguera, sino que también consiguió explotar
su faceta romántica para editoriales como Iberomundial de Ediciones o Maga,
llegando, incluso, más allá de nuestras fronteras con Selecciones Ilustradas o
Bardon Art. Hasta 1967 se dedicó de lleno a este género (romántico), excepción
hecha en las colecciones “Brigada Secreta”
y “Espionaje”, de Toray, entre 1963 y
1965.
Fue a partir de 1968 cuando
Carrillo regresó al género de aventuras. Con guiones de su propia cosecha, dibujó
las series: Doc Foran el Africano (publicada en 1968 en la revista “Bravo”), Sambhur (publicada en 1969 en “Gaceta Junior”), El Tiburón (aparecida en
1970), Rex, de los mares del Sur (en 1971), etc. Entre 1971 y 1974, colaboró en
el serial Joyas Literarias Juveniles, de Editorial Bruguera, adaptando novelas
clásicas.
Desde 1973, compaginó su trazo
realista con otros trabajos enfocados al humor, adaptando su estilo a este
género. Fue en este mismo año cuando se embarcó en la serie Los casos de Ching
Chong, con guiones de Jaume Ribera y publicada en “Super Mortadelo”. A partir de 1983, cambió por completo de
registro, aparcando sus anteriores estilos y centrándose, únicamente, en el
humor. Por este motivo, y para la citada revista “Super Mortadelo”, reconvirtió su serie El Capitán Pantera a este
género, obteniendo como resultado unas aventuras muy divertidas, inmortales al
paso del tiempo y, al releerlas en la actualidad, consiguen traerme muy buenos
recuerdos de mi infancia. Siguiendo en la línea del humor, creó la serie Kala-Bacín
de Damasco, publicada en “Zipi y Zape”
y de la que muestro una página original.
Desde 1990, empezó a trabajar
para la factoría Disney, dibujando historietas de diversos personajes de la
casa.
Como último punto, añadiré que Carrillo
solía firmar sus páginas utilizando este apellido (que no era suyo), pero
también usó las siguientes rúbricas: Carr, A. P. Carrillo o Antonio Pérez Carrillo.
Página original de Kala-Bacín de Damasco, de Carrillo.
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