sábado, 16 de enero de 2016

LOS SERIALES DE IBÁÑEZ: EL SHERIFF DE PORRA CITTY



El ibañezco personaje que muestro a continuación, un incompetente y divertido vaquero de medio pelo, no logró sobrevivir más allá de esta historieta que ocupó cuatro páginas, la cual, muestro íntegra al pie de estas líneas. El propio Ibáñez nos aclaró el por qué de tan prematura muerte de algunas de sus series: “Hay algún personaje encargado para una ocasión determinada, por ejemplo los extras de Navidad; como El Sheriff de Porra Citty. Esta historia fue publicada en el Almanaque para 1966 de la revista “Tío Vivo”, en 1965, y estaba protagonizada por este tipo torpe e ingenuo y toda la panda de malhechores que campaban a su alrededor. 


 Cabecera de la serie.



 El sheriff de Porra Citty.



 Los malos malísimos.

Muchas veces, Ibáñez nos ha dejado con ganas de más, como ocurre en esta ocasión. A todos los seguidores del maestro e, incluso, al lector más ocasional, nos hubiese gustado poder disfrutar de la continuidad de algunas de sus series que, por un motivo u otro, tuvieron una muy corta vida (ahí quedan los ejemplos de Doña Pura y Doña Pera, Policarpo, Cabeza de Ajo o la que hoy muestro, El Sheriff de Porra Citty). Pese a que el creador de Mortadelo y Filemón era (y es) un trabajador incansable, una fuente inagotable de ideas y situaciones disparatadamente divertidas, para su suerte o desgracia, los días sólo tienen 24 horas. Semanalmente, debía entregar a la editorial una veintena de páginas (¿ahora se entiende por qué Ibáñez precisaba de entintadores?). Pese a esta desmesurada sobrecarga de trabajo, sus páginas siempre gozaban de una calidad sobresaliente (cuyo guión e ilustraciones corrían a su cargo) y, de vez en cuando, se sacaba unos minutos extra de la manga para realizar historias como la presente, de cuyo entintado también se ocupó.

El maestro Ibáñez ha confesado en más de una ocasión que le hubiese gustado poder continuar algunas de sus series, sobre todo, las más breves: “Me hubiera gustado seguir haciendo Doña Pura y Doña Pera, vecinas de la escalera, que tuve que dejarla porque no podía con tantos encargos”






No hay comentarios:

Publicar un comentario