Otra vez el tema de la crisis sale a relucir en este, vuestro blog. Y es que hay que reconocer que, en los tiempos que corren, es difícil que uno tenga otras cosas en la cabeza.
Años atrás, cuando realizaban
encuestas a los ciudadanos preguntándoles sobre cuáles eran sus mayores preocupaciones,
las respuestas eran siempre las mismas: El terrorismo, la educación y la
sanidad (en este orden).
Al realizar esta misma encuesta
hoy en día, la opinión pública ha variado sensiblemente. Cuando nos preguntan
que qué cosas nos preocupan más, todos contestamos lo mismo: el paro, la
situación económica del país y la eficacia de los partidos políticos. Algo como
mantener o conseguir un puesto de trabajo, en lo que ni siquiera nos preocupábamos,
se ha convertido en una de las tres cosas que más nos quitan el sueño a los
mortales. ¿Quién puede llegar a pensar en el terrorismo o en el dolor de muelas
del vecino cuando le han echado de su casa por no poder pagar la hipoteca? Una
situación lamentable, sí, pero que, por desgracia, está de rigurosa actualidad
y en boca de todos.
Un ejemplo: hace diez años, dos
amigos se encuentran en un bar después de un tiempo sin verse:
-Qué, ¿cómo van las cosas? El Murcia campeón
de liga y el Andorra baja a segunda. ¿Has visto el último modelo de Ferrari?
Una pasada, ¿eh?
Si estos amigos se encontraran
hoy en día, sus palabras serían éstas:
-Qué, ¿cómo van las cosas? Vaya tela, ¿eh?
Hay que ver lo negra que está la cosa, 6.000.000 millones de parados y subiendo.
–Ya te digo. A mí me despidieron hace un par
de meses y aún no he cobrado ni un céntimo de paro. Ah, y me han indemnizado
con 5 días por año, nada de 40 ni de 25.
Este tipo de conversaciones
(¿ficticias?) se pueden escuchar hoy en día por todas partes: bares,
supermercados, terrazas, cenas con los amigos, velatorios, servicios de
urgencias…
Cambiando de tema y por hablar un
poco de mi dibujo (porque si no se habla de mi dibujo me voy), una vez más, la
situación ha sido llevada al extremo, desarrollando una ilustración sencilla en
la que el guión cobra más fuerza que el propio dibujo, como otras veces ha
ocurrido.
Y a estas alturas, uno se
pregunta: ¿de verdad llegaremos a la situación en la que se encuentra el
caballero de la derecha? Espero que no, pero con tantas empresas quebrando,
tantos trabajadores despedidos a diario y tanta gente agotando los dos años de
prestación del paro, el futuro que se cierne sobre nosotros se ve más oscuro
que el casco de Darth Vader. Nuestros amigos los mayas tuvieron más razón que
un santo: el mundo está próximo a su fin.
¡Que Dios nos pille confesados…!
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