domingo, 28 de octubre de 2012

¿SONIDO O VIBRACIÓN? VIBRACIÓN, GRACIAS



Dejando un poco de lado mis dos temas fetiche (la crisis y los cuernos), en la ilustración de hoy me inclino hacia el mundo de la telefonía móvil, tan de moda en los últimos años como la subida de impuestos o la boda de la duquesa de Alba.

El móvil es ese aparatito que ha sufrido multitud de cambios desde el primer día de su invención. Los primeros teléfonos móviles parecían ladrillos; su enorme tamaño y peso los hacía incomodísimos a la hora de llevarlos de un lado para otro.

Con el paso del tiempo y el avance tecnológico, este problema se ha ido solventando, ideando modelos cada vez más pequeños y ligeros de peso, toda una revolución. Entonces, todo el mundo ve volvió como loco y todos a cambiar su viejo ladrillo por uno último modelo. Algunos eran tan diminutos que había que pulsar las teclas con un mondadientes, porque si lo hacías con el dedo corrías el peligro de apretar seis o siete teclas a la vez (este problema persiste con los actuales teléfonos móviles, esos que son táctiles y la mar de bonitos, pero que consumen batería como unos posesos). Las pantallas también eran tan reducidas que algunos teléfonos venían con una lupa de 80 aumentos de serie.

Luego aparecieron las primeras pantallas a color, otra revolución sin precedentes, y la gente volvió a perder los estribos. Aquellas pantallas grises que nos habían acompañado tantos años, se extinguieron de la noche a la mañana y, a la vuelta de la esquina, todo el mundo vacilaba de estar a la última. ¡Y hala!, los fabricantes de móviles a hacerse de oro.

Con el tiempo, a alguna mente pensante se le ocurrió la genial idea de que el teléfono debía servir para otras cosas que no fuera realizar llamadas y enviar mensajes de texto. Y así surgieron los primeros móviles con cámara de fotos. La calidad de las instantáneas era pésima, pero aquello pareció caer en gracia entre la población y todo el mundo se empeñó en tener móvil con cámara.

Por suerte, esta nueva herramienta se ha ido perfeccionando con los años, como casi todo. Pero que un móvil hiciera fotos parecía poca cosa, entonces… ¿por qué no meterle radio, televisión, Internet, GPS, grabación de video y juegos? Dicho y hecho, esas innovadoras y futuristas ideas se hicieron realidad, y los tamaños de los celulares han ido aumentando (¿otra vez?) con los años.

Aquella moda de tener un móvil cuanto más pequeño mejor era ya agua pasada. Hoy en día, el tamaño ya no importa, volviendo a comerciarse verdaderos armatostes incomodísimos de transportar. Ahí debemos incluir los actuales teléfonos móviles, de los cuales, han desaparecido casi todas las teclas y vienen equipados con una pantalla táctil gigante de casi 40 pulgadas. Por no hablar de las Tablets, los iPhones o cualquier cacharro de ésta misma índole, tan de moda en nuestros días pese a la que está cayendo.

En conclusión: que nos gusta estar siempre a la última y nos encanta hacer de oro a los fabricantes de teléfonos, quienes, muy hábiles ellos, se encargan de ir sacando novedades cada cierto tiempo para que la sociedad consumista palie sus hambrientas necesidades hasta nueva orden, que estoy totalmente convencido de que llegará pronto.


2 comentarios:

  1. Oye, hay teléfonos que vibran bastante y si a él le gusta... por cierto, pobre caracol... Que gran dibujo amigo, sigue así.
    Un abrazo.

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  2. Muy bueno Juan, y cuanta razón tienes. Muy buen dibujo y muy buena perspectiva. El que está asomado al fondo creo que no se atreve a entrar,jajaja.
    Saludos desde Boston.

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