Las trastadas se siguen
sucediendo y el cerebro del tío Keke, al igual que el de Segura, no se detiene
en ningún momento.
Eulogio sigue con los malos humos
a flor de piel mientras que ese improvisado “mecánico del tres al cuarto” (como
tan amablemente es apodado) trata de enmendar la catástrofe. Finalmente, parece
conseguirlo, y la solución aportada ofrece buenos, muy buenos, resultados.
Tanto es así que el propio Eulogio queda fascinado con el invento y empieza a
rondar por su cabeza la idea de hacerse multimillonario con ello.
Pero, como cabe esperar, las
cosas no saldrán según lo previsto y la multinacional, aún inexistente, se va
al traste, aunque este desenlace ya lo veremos en la cuarta y última página de
esta dinámica y divertida historieta. De momento, habrá que conformarse con la
presente, la página número 31, y armarse de paciencia para poder esperar, de
nuevo, otros 7 días para ver el desenlace.
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