La ilustración que muestro al pie
de este texto ha sido acabada hace sólo unos pocos días, y nace a raíz del
éxito de otra que dibujé hace algún tiempo sumado a unas ansias incontrolables
por dibujar este majestuoso templo emplazado en el centro de mi ciudad. Me
explico. Por mi cabeza llevaba tiempo rondando la idea de sentarme a dibujar la Santa Iglesia Catedral de Santa
María, más conocida como la catedral de Murcia, construcción por la que siempre
me he sentido muy atraído. El desarrollo de otras ideas y la realización de
diversos encargos provocaron que esta bonita iniciativa se quedara siempre
aplazada para un después indefinido. Me documentaba, entrelazaba ideas y
siempre surgía otro proyecto al que otorgaba más prioridad. Y claro, la pobre
catedral, que no tiene culpa ninguna de mis saturados quehaceres, volvía a
quedar en un segundo o tercer plano. El principal motivo de estos continuos
aplazamientos residía en mi propósito de realizar una reproducción lo más fiel
posible al original, metiendo el máximo de detalles posible por cada centímetro
cuadrado, lo cual, implicaría dedicar muchas más horas que a cualquier otra
idea con menos detallismo de fondo.
El éxito inesperado de otro de
mis chistes fue el detonante que me hizo aparcar todo durante un tiempo y
centrarme de lleno en realizar la ilustración que muestro más abajo. Cierto
día, alguien entró en mi blog y quedó atrapado (o atrapada) por una viñeta que
adapté de una idea ajena y que publiqué en octubre de 2014 bajo el título: Consecuencias de vivir al sur en verano (o
un chiste sobre un murciano)
http://elblogdejuanantonioros.blogspot.com.es/2014/10/consecuencias-de-vivir-al-sur-en-verano.html.
Dicho chiste fue expuesto en una
archiconocida red social, lugar donde fue acogido con los brazos abiertos,
acumulando un buen número de comentarios y de positivas indicaciones que ponían
de manifiesto que gustaba mi trabajo. La noticia llegó a mis oídos cuando el
éxito ya estaba cosechado, siendo para mí una grata e inesperada sorpresa.
Con este nuevo dibujo no espero
repetir el triunfo del anterior, pero sí he podido sacarme, al fin, esa
espinita que he llevado clavada durante tanto tiempo, obteniendo como resultado
una ilustración de la que me siento bastante orgulloso (pocas veces me ocurre).
Unas leves pinceladas de color por ordenador se encargan de hacer el resto.
P.D.: Con la catedral de mi
ciudad como auténtica protagonista, me complace anunciar la celebración de la entrada
número 400 de este blog, publicada a los cuatro años y dos meses de su
puesta en marcha.
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